Ideado a finales de los años 1980 por una banda de jóvenes conocidos como los Yamakasi, el parkour es hoy un deporte asociado a la gimnasia para intentar dar el salto a los Juegos Olímpicos. No será en París-2024, pero el sueño se mantiene vivo para Los Ángeles-2028.
Arte del desplazamiento, parkour, freerunning: la práctica recibe diversas denominaciones, con mayor o menor dimensión artística y una única misión, superar obstáculos con el cuerpo.
Todo partió de una banda de adolescentes de los años 1980 en la zona de Evry, en la periferia de París. Se lanzaron entonces a cumplir retos acrobáticos en las estructuras de hormigón de su ciudad.
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Su historia se convirtió en película en 2001, con el nombre de la banda, “Yamakasi”. Le siguió en 2004 otra película, “Banlieue 13”.
Entre los nueve miembros fundadores están los hermanos Williams, Chau Belle y su primo David Belle, pero también Cherles Perrière.
“¡Hace 30 años!”, recuerda Perrière en declaraciones a la AFP. Hoy es el responsable del parkour en el seno de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG), a la que la disciplina se afilió en diciembre de 2018, con los Juegos de París-2024 en el punto de mira.
“Era un modo de vida, no diferenciábamos entre la actividad y el deporte, era una mezcla. Aparentemente en ese mundo, las cosas son muy estructuras y deben entrar en casillas. Así que se le llamó deporte y se creó una versión competitiva de nuestra actividad, que en la base no es para nada competitiva, sino más orientada a un desarrollo personal”, detalla Perrières, que quiere cumplir con las expectativas “de las nuevas generaciones motivadas por la competición”.
Junto a la gimnasia:
Se creó un circuito de Copa del Mundo y se pasó a depender de la FIG, apoyándose en lo que se hacía desde hacía años en el Festival Internacional de Deportes Extremos (FISE). Un espacio, módulos y notas atribuidas, como en el park en skateboarding o en el BMX freestyle.
Pero hubo pronto tensiones entre los puristas del parkour, que se sintieron traicionados y que no se reconocieron en la adhesión a la gimnasia.
“El ‘no’ es por la visión de la actividad centrada en el rendimiento. La FIG se autoproclamó responsable de la actividad mundial sin concertarlo con nadie, nos sentimos un poco como si nos hubieran robado”, contó a la AFP Sidney Grosprêtre, uno de los fundadores en 2011 de la Federación Francesa de Parkour (PFK).
En el mundo de la gimnasia, la inclusión de los ‘tracers’ (nombre dado a los practicantes del parkour) tampoco fue sencilla. Los gimnastas estimaban que eso no era para nada gimnasia.
Resultado de las divisiones: el parkour fracasó en su intento de convertirse en una prueba olímpica en los Juegos de París-2024.
Objetivo Los ángeles:
“Es una pena porque habríamos escrito una historia bonita estando en París, pero me digo a mí mismo que eso nos da tiempo para ganar madurez y ser legítimos cuando lo consigamos”, relativiza Perrière sobre la no inclusión en el programa de 2024.
“Fue una decepción. Conozco lo que conlleva ese objetivo. Hay una política deportiva, había que tomar decisiones y al final un mal genera un bien porque no creo que estuviéramos muy preparados”, admite.
Lilou Ruel (19 años), prodigio francés del parkour, apoya que su disciplina entre en el programa olímpico.
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“Es algo bueno que no esté en los Juegos en París, no estábamos preparados para cohabitar con la gimnasia. El año bueno es 2028”, afirma esta ‘tracer’ de Toulouse, estimando que “muchas cosas no funcionan” pero reconociendo los esfuerzos de la Federación de Gimnasia.
“Todavía es algo muy controvertido, muchos están en contra pero otros, como yo, creo que la Federación de Gimnasia es el futuro del parkour”, sentencia.
Perrière confía en ello firmemente y espera poder transmitir al mayor número de personas “valores del parkour que se necesitan en la vida diaria: la superación y el coraje”.
KA