¿Y dirá que fue a Las Vegas porque sigue siendo un perseguido político? ¿O quizá porque no aguantó el maltrato de las redes sociales que lo tacharon de insensible frente a los diez mineros atrapados en Coahuila? O, a lo mejor, dirá que necesita reivindicar la imagen del minero y que era necesario e indispensable dar un discurso en Las Vegas, Nevada.
A unos días de que los compañeros quedaron atrapados en el pozo de carbón en Sabinas, Coahuila, ya señalaban la nula participación de Napoleón Gómez Urrutia frente a esta nueva tragedia. Y no, no es que haya hecho algo por los mineros de alguna parte del país, sino que se la vive diciendo que si alguien ha luchado por ellos es él. Por si fuera poco, su valemadrismo se exacerba al ser el presidente de la Comisión del Trabajo del Senado de la República, pero sea lo que sea y ocupe cualquier cargo, el resultado es el mismo: el desinterés total.
Las escapatorias han sido una constante en Napillo: En 2006 abandonó a las familias de los 65 mineros atrapados en la mina Pasta de Conchos, para irse a vivir con gran lujo a Canadá a un departamento que rebasaba varios millones de dólares, por lo que para nada es sorpresa verlo ahora paseándose en la ciudad del juego y las apuestas; finalmente la minería eso es para él, un entretenimiento de donde saca el dinero que quiere.
Allá en Canadá, Napillo también se refugió por el robo de 55 millones de dólares que les arrebató a cerca de diez mil compañeros, al extinguir, sin autorización alguna, el Fideicomiso Cananea donde se resguardaba dicha cantidad y que debió ser repartida entre los mineros. Pero no, Napito, quien por cierto no es minero y quien se apoderó de la Secretaría General del Sindicato mediante mentiras, decidió que esos recursos fueran sí repartidos, pero entre su familia y sus cuentas bancarias, de ello dan fe varias investigaciones y algunos de sus allegados.
Hoy como ya es sabido por todos, goza de la protección del fuero que le otorga la senaduría que le regaló Morena y la 4T, pero aún existen denuncias en su contra por dicho atraco, aunque de una y otra manera, la autoridad se ha encargado de alargar el proceso donde Napillo se vería obligado a pagar los 55 millones de dólares con todo e intereses a los mineros o bien a los familiares de estos, ya que muchos fallecieron sin poder gozar del dinero que trabajaron por años.
Napillo aún se irrita y se pone a la defensiva cuando la prensa le pregunta por el uso de aquellos dineros, por lo que ha tratado de confundir el discurso escribiendo varios librillos haciendo creer que tratan de una supuesta lucha minera encabezada por él, cosa que nunca ha existido, más bien son hojas y hojas donde habla de cómo es que según no se robó el dinero y que los gobiernos pasados emprendieron una persecución en su contra nomás porque sí.
“Acabaremos esa marginación que ha sometido a los trabajadores de México, queremos ayudar a crear una nueva sociedad en la que todos tengan oportunidades de trabajos dignos y salarios adecuados”, así lo dijo hace cuatro años, el 30 de agosto de 2018, cuando reapareció en medios de comunicación y se llenó la boca para justificar su regreso. Hoy le preguntamos: ¿Desde Las Vegas, senador? ¿Y qué pasó con las oportunidades, con los trabajos dignos y los salarios adecuados para los compañeros de los pozos de carbón, ellos no estaban en su lista?
@CarlosPavonC