Las enfermedades del corazón fueron la primera causa de muerte en personas mayores de 65 años durante 2021, ocasionando 171 mil 725 decesos de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y en este rubro entran las cardiopatías coronarias, enfermedades cerebrovasculares, arteriopatías periféricas, trombosis venosas profundas y embolias pulmonares, por mencionar algunas.
No obstante, de acuerdo con la doctora Liliana Galván, jefa de cardiología de Grupo Diagnóstico PROA (conformado por Laboratorio Médico del Chopo, Acceso Salud, Imagenus, CARE Diagnostics, Carpermor y Fundación Luis Pasteur), en muchas ocasiones es posible controlar el daño, brindar una mejor calidad de vida y retrasar un desenlace fatal, siempre y cuando se actúe de manera oportuna de la mano de los especialistas”.
Explicó que, “con la enfermedad arterial coronaria hay una disminución en el suministro de sangre, oxígeno y nutrientes al corazón debido a un estrechamiento de los vasos ante la presencia de una placa compuesta por diversos elementos. Entonces, es fundamental que todos, en especial quienes están en la tercera edad, se realicen una prueba de sangre en ayunas para que su médico analice la concentración de sustancias como colesterol y otras grasas, o calcio; y, por ende, implemente las medidas necesarias”.
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En tanto que los accidentes cerebrovasculares también guardan relación con los niveles altos de colesterol y grasas saturadas; además, resulta clave examinar los niveles de plaquetas, que son células sanguíneas que intervienen en la formación de coágulos. “Y es necesario prestar particular atención a nuestros adultos mayores con sobrepeso, obesidad, hipertensión arterial y/o diabetes, que son factores de riesgo adicionales a circunstancias ajenas al estilo de vida como tener más de 65 años e, incluso, ser hombre”, apuntó la experta.
Sobre la arteriopatía periférica, indicó Galván Román, es un padecimiento crónico y progresivo si no se trata a tiempo. “Este trastorno, que eleva considerablemente las probabilidades de sufrir un infarto o un ictus, tiende a provocar cambios en el color de la piel o entumecimiento de las extremidades inferiores. Pero sólo los médicos pueden hacer oficial el diagnóstico y, para ello, es común que se apoyen en estudios como ultrasonidos Doppler o resonancias magnéticas”, dijo.
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Los adultos mayores suelen ser estigmatizados como una población frágil y dependiente dada la disminución “natural” de sus capacidades físicas y mentales, sin considerar que se trata de un grupo que aumenta cada vez más y que alcanza esperanzas de vida mayores, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el documento Envejecimiento y salud.
En ese sentido, la Dra. Violeta Guerrero Martínez, Gerente de Proyectos Médico Comerciales de Grupo PROA, recalcó que “la vejez no es un proceso uniforme ni estandarizado. Por eso, familiares, cuidadores y pacientes no deben obviar síntomas como cansancio, dolor de cabeza, confusión, pérdida de equilibrio o hinchazón de extremidades”, pues podrían enmascarar un problema en el corazón que debe ser abordado cuanto antes para poder disfrutar de más y mejor tiempo a su lado.
SLF