El dato es muy triste.
Pero circula entre directivos de la CFE y sus contratistas, quienes lo mantienen en secreto:
Los mineros atrapados en la mina El Pinabete, en el municipio coahuilense de Sabinas, murieron ahogados casi al instante del accidente.
La versión es lógica:
Al perforar el 3 de agosto para extraer carbón y agrietar paredes de minas aledañas, generaron una avalancha de agua porque los huecos cercanos se habían llenado con las lluvias.
Los líquidos saturaron, a su vez, las cavidades de El Pinabete y sumergieron a los trabajadores en las profundidades sin poder nadar para salir hacia la superficie y salvarse.
Es decir, el espacio se llenó no nada más de aguas pluviales, sino de piedra y lodo para prolongar la subsistencia siquiera por horas.
Hay una situación poco conocida: la extracción de hulla no se hace en piedra o siquiera en tierra firme, sino de algo parecido a polvo que se remueve fácilmente.
COMBUSTÓLEO Y DIÉSEL
La búsqueda de información proporciona datos adicionales.
Uno de ellos: poco aparecen por ahí inspectores de la Secretaría del Trabajo de Luisa María Alcalde Luján, si acaso para justificar su salario o recoger beneficios.
Otro: lo mismo hacen representantes de la CFE de Manuel Bartlett Díaz, quienes en la zona revisan la calidad del carbón para las plantas López Portillo y Carbón 2.
Fueron los primeros en recoger información fidedigna de la desgracia de los 10 mineros, la inundación de la mina El Pinabete y la imposibilidad de encontrar a las víctimas con vida.
Pese a todo, en el Gobierno se mantiene el silencio.
Si es para utilizar la muerte masiva con fines políticos y aun electorales, nunca lo sabremos, pero se da esperanzas a los familiares en el rescate.
Dadas las circunstancias, sucederá como en Pasta de Conchos, cuando fracasaron los gobiernos de Vicente Fox y Humberto Moreira para salvar a 65 mineros fallecidos en una explosión de gas metano.
Pero hay otra circunstancia:
En su sexenio, Humberto Moreira fundó la Promotora para el Desarrollo Minero (Prodemi), destinada a impulsar esa industria y favorecer a los obreros.
Tuvieron el respaldo del entonces director de la CFE, Alfredo Elías Ayub, del empresario Armando Guadiana y por supuesto, de Grupo México de Germán Larrea.
Aparte de cuestionamientos sobre el manejo de fondos, Prodemi operó hasta comienzos del sexenio, cuando se suspendió la importación de carbón y se orilló a la CFE a usar combustóleo de alto azufre y diésel.
Si esto derivó en laxitud de disposiciones, cobertura y supervisión, corresponde investigarlo y deslindar responsabilidades a las autoridades ministeriales.
Hoy hay 10 muertos más.
EL CONTROL DE LA CNC
1.- El fin de semana será el Congreso de la antaño poderosa CNC, pilar del sector campesino priista.
Su secretario general Ismael Hernández Deras pretende reelegirse, pero una vez más aparece en la contienda Nabor Ojeda porque la continuidad está prohibida estatutariamente.
Y 2.- Cruz Azul anda mal en la cancha y en su industria.
La de Tula está tomada por unos 400 extrabajadores de la cooperativa y demandan a la CFE la reconexión eléctrica.
La Comisión rechaza atender su reclamo porque el Consejo de Administración de Víctor Manuel Velázquez Rangel ha acreditado su falta de derechos.
LEG