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Foto: Cuartoscuro / archivo / La alta desigualdad de ingresos y el acceso insuficiente a financiamiento dificultan la adquisición de una vivienda formal  

En México se requieren 2.2 millones de viviendas formales para responder al ritmo de crecimiento poblacional, lo que significa lograr edificios de tres a seis pisos en promedio, de acuerdo con la investigación del Laboratorio de Economía Urbana del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y la proptech La Haus.

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En el país mucha de la vivienda que se construye es informal porque la formal sigue siendo cara, especialmente en las áreas metropolitanas, que tienen más y mejores oportunidades laborales, promoción social y calidad de vida, según el reporte llamado “Enfrentar el Desafío de la Vivienda en América Latina”.

La vivienda informal carece de permisos oficiales, se levanta en terrenos invadidos, carece de infraestructura adecuada y parámetros mínimos de seguridad, detalló Albert Saiz, profesor asociado en los programas de planeación urbana y bienes raíces del MIT, y coautor del estudio.

El estudio, que se centró en el Valle de México, Monterrey, Guadalajara, Toluca, Tijuana, León, Querétaro, Puebla y Tlaxcala, indica que el país requiere más inversión en construcción para cubrir la demanda.

Para mejorar la situación inmobiliaria en México y abastecer la demanda actual y futura se debe aumentar la inversión en construcción con respecto al PIB anual, a fin de pasar de 2.8% a 3.7% en los próximos 20 años, según el análisis.

Agregó que se requieren 800 mil casas por año, de las cuales 600 mil serían nuevas y 200 mil corresponderían a unidades de reemplazo, es decir, que sustituyan viviendas en condiciones precarias que no puedan ser reparadas.

Se necesitarían más de 120 mil hectáreas netas de tierra parcelada en este tiempo en ocho de las ciudades más grandes de México. Si el desarrollo ocurre en terrenos no construidos es probable que el requerimiento de tierra se tenga que duplicar para acomodar nuevas calles, infraestructura pública y bienes raíces comerciales.

El estudio expone que el lento crecimiento económico, la alta desigualdad de ingresos y el acceso insuficiente a financiamiento hipotecario dificultan la adquisición de una vivienda formal de calidad en América Latina.

Indica que la precariedad se acentúa en los sectores de menores ingresos, lo que genera que la informalidad de la vivienda se convierta en la única opción viable para vivir cerca del lugar de trabajo.

“La falta de datos y de información es una de las grandes barreras para resolver el problema de vivienda. Evidenciar la brecha y sus causas, es el primer paso para establecer planes para cerrarla, y eso tiene como objetivo último mejorar la calidad de vida de la población”, puntualizó Jerónimo Uribe, CEO y cofundador de La Haus.

Con respecto al diseño de las viviendas, Uribe agregó que si bien los rascacielos son una buena idea, el estudio muestra que se puede producir una cantidad sustancial de viviendas de manera sostenible al crear edificios de tres a seis pisos.

“Esta tipología se puede diseñar de manera estéticamente agradable, lo que ayuda a obtener el apoyo popular para la reurbanización”, manifestó.

LEG