El presidente Andrés Manuel López Obrador entró a su último tercio del sexenio con la promesa de que el próximo año funcionará en el país un sistema de Salud “como los mejores del mundo” y, además, se logrará la soberanía energética.
Durante su discurso, ante los integrantes de su gabinete y algunos invitados especiales, el titular del Ejecutivo comprometió que su Gobierno no militarizará la seguridad y dijo que el propósito de la iniciativa de Ley para que la Guardia Nacional se incorpore al Ejército es evitar la corrupción.
“El propósito no es militarizar o ir al autoritarismo, sino cuidar con la vigilancia de la Secretaría de la Defensa el crecimiento sano de la que debe ser la principal institución de seguridad pública del país”, indicó.
Pidió que “nadie se confunda o se haga que no sabe; en nuestro Gobierno no hay personas como (Genaro) García Luna, la autoridad no es cómplice ni ejecutora de masacres”.
En Palacio Nacional, ayer al ofrecer un mensaje con motivo de la entrega de su Cuarto Informe de Gobierno al Congreso, el mandatario dijo también que mantiene su palabra para que a finales de 2023 opere el Tren Maya y el tren México-Toluca.
“LA ECONOMÍA SE NOS CAYÓ”
A su vez, hizo un recuento de las principales obras que ha emprendido en su sexenio, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y la refinería Olmeca, en Tabasco, la cual, indicó, producirá hasta 320 barriles diarios de petróleo, aunque no dio fecha para que eso suceda.
El Presidente admitió que debido a la pandemia y la crisis financiera “la economía se nos cayó”, pero, dijo, en materia de empleo e inversiones el país se recupera de los efectos colaterales del Covid-19.
Afirmó que, de no haber impulsado un programa de subsidios a los combustibles, al eliminar el Impuesto sobre Producción y Servicios, la inflación en el país hubiera llegado a 14%, con un impacto aún mayor para la economía de los habitantes.
“Ya no domina la oligarquía, existe un Gobierno cuya prioridad son los pobres, se acabaron los privilegios fiscales y no hay lujos, servidores públicos viven en la justa medianía. El estado dejó de ser el principal violador de los derechos humanos”, presumió.
En la hora que duró su discurso, López Obrador enlistó los logros en cuatro años de su administración, como la baja, dijo, en todos los delitos, incluido homicidio con -2.8%.
En educación, señaló que se recuperó la normalidad de las clases presenciales luego del confinamiento por la pandemia de Covid-19.
Afirmó que con su plan anticorrupción el país ha ahorrado 2.4 billones de pesos y dijo que la desigualdad social se redujo en lo que va de su sexenio, pues los pobres pasaron de ganar 18 veces menos a 16 menos que los ricos en el país.
“No basta el crecimiento económico, sino que es indispensable la justicia. En la nueva política económica, moral y social que hemos aplicado desde el principio de nuestro gobierno, se ha desechado la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales”, aseveró.
“BIEN Y DE BUENAS”
El mandatario apuntó que al entrar al último tramo de su sexenio ya tiene “más aplomo y serenidad que antes, ha crecido más mi respeto y amor al pueblo, creo que triunfará la cuarta transformación de México, estoy feliz porque la revolución de las consciencias ha reducido al mínimo el analfabetismo político”.
El Presidente manifestó que cree en la “racionalidad, con mística y con optimismo, que triunfará la cuarta transformación de México y en lo personal me siento bien y de buenas”.
LEG