Los recursos públicos en 2023 probablemente no sean suficientes para cubrir las crecientes necesidades del gasto, por lo que podrían darse recortes en salud, educación, seguridad pública o inversión física, toda vez que los proyectos insignia del Gobierno no se tocarían, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
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El organismo expresó en su reporte semanal su preocupación sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas debido al optimismo con el que se elaboró la proyección de ingresos a fin de financiar el gasto pretendido, sin incurrir en un déficit excesivo que implique un aumento significativo de la deuda pública.
El Gobierno espera ingresos totales por 7.1 billones de pesos, un aumento de 9.9% real respecto al nivel aprobado para 2022, y egresos totales por 8.3 billones de pesos, una alza de 11.6% real, por lo que la estimación oficial es un endeudamiento de 1.2 billones de pesos, equivalente a 3.7% del PIB.
Al interior de los ingresos totales, la administración federal prevé un crecimiento real de 11.6% en los tributarios a 4.6 billones de pesos, y no considera nuevos impuestos ni aumentos en los actuales, por lo que el estimado seguirá descansando en una mayor eficiencia recaudatoria del SAT.
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Las principales fuentes de ingresos del Gobierno son el ISR y el IVA, al menos de 2015 a la fecha. En la propuesta para 2023 se estima una recaudación por ISR de 2.5 billones de pesos (8% del PIB) y de 1.4 billones de pesos en el caso del IVA (4.5% del PIB), de acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Prespuestaria (CIEP), en donde agrega que esa eficiencia recaudatoria está llegando a su límite.
Por ramos, el gasto programable para la Secretaría de la Salud prevé un aumento de 3% real a 209 mil 616 millones de pesos, mientras que para Educación el alza sería de 5.1% a 402 mil 276 millones de pesos, y para la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana el incrementó sería de 1% a 99 mil 28 mdp.
El CIEP apuntó que aunque se propone un mayor gasto social y en proyectos emblemáticos, se mantienen dudas respecto a la fortaleza de las fuentes de ingresos para financiarlos.
“El Paquete 2023 se presenta en un entorno económico de desaceleración, alta inflación, mayores tasas de interés y una elevada incertidumbre en torno al rumbo que tomará la economía mundial”, expuso.
Señaló que sigue pendiente una reforma fiscal que permita fortalecer los ingresos públicos, tanto federales como estatales, y que ayude a mantener el ritmo de gasto planteado por el Gobierno federal.
Sostuvo que el marco macroeconómico sobre el que se construyó el Paquete Económico obvia riesgos que podrían generar un crecimiento menor al 3% planteado —analistas privados prevén una desaceleración a 1.4%—, y una tasa de inflación mayor a la esperada.
“Los ingresos proyectados se basan en una mayor eficiencia recaudatoria y en un crecimiento de la economía que difícilmente se alcanzará. Sin embargo, los gastos ineludibles seguirán creciendo, lo que presionará a las finanzas públicas en el mediano y largo plazo”, consideró.
En tanto, el CEESP expuso que cuando se elaboran presupuestos con previsiones macroeconómicas optimistas, como hacen todos los gobiernos, el déficit público termina ampliándose, incurriendo en más deuda o recortando gastos de menor prioridad política, o haciendo uso de reservas presupuestarias. Sin embargo, acotó, esto último ya no es posible debido a que el Gobierno las agotó en los ejercicios previos.
Afirmó que en caso de requirirse un ajuste, el riesgo de un mayor déficit no es muy probable dada la renuencia que se mostrado el Gobierno al respecto, por lo que el riesgo es más bien de reducciones del gasto, y de ser el caso, lo probable es que no se toquen programas y proyectos insignia y que el ajuste se dé en otros rubros.
El CEESP destacó que el balance primario (la diferencia entre ingresos menos los gastos antes del pago del costo de la deuda) se prevé negativo en -0.2% del PIB, o 54 mil millones de pesos, lo que indica que el Gobierno tendrá que recurrir a deuda adicional para pagar intereses.
Manifestó además que el Gobierno estima que para el cierre de 2023 el saldo de la deuda pública represente el 50% del PIB. Sin embargo, ese resultado está en función del cumplimiento del pronóstico de crecimiento de 3%, porque si se considera la estimación del mercado, la deuda podría aumentar a 51% del PIB.
LEG