Las recientes “victorias” del Presidente en materia de seguridad nacional: integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, prolongación de la presencia del Ejército en las calles y la determinación de la Suprema Corte de no eliminar la prisión preventiva forzosa. ¿Son de verdad victorias? No. Es una derrota del sistema político mexicano en su conjunto: Gobierno federal, Congreso, gobernadores, Fuerzas Armadas, Poder Judicial y todos los partidos políticos. ¿Quién pierde una vez más? México.
Las acciones mencionadas se corresponden a un aumento significativo en los niveles de inseguridad, incremento de la violencia de las organizaciones criminales y un sistema de procuración de justicia que es parte del problema y no de la solución.
En su quinto año de Gobierno, el presidente López Obrador se ve obligado a reconocer que incumplirá sus principales promesas de campaña que ha repetido en sus mañaneras durante cuatro años.
Prometió hacer de México un país más equitativo, AMLO considera que las dádivas que reciben millones de mexicanos hoy son un logro de su Gobierno. Está totalmente equivocado, las personas necesitan su propio desarrollo para no depender de ningún Gobierno para su sustento. Pero esa sed infinita de popularidad lo es todo para él.
AMLO recorrió el país durante 20 años antes de ser Presidente y, ahora, nos dice que se equivocó en su diagnóstico de la seguridad nacional. ¿Necesitó cuatro años como Presidente para darse cuenta de este desastre? Repitió hasta la saciedad que sacaría al Ejército de las calles y que la Guardia Nacional asumiría esas funciones al mando de civiles. Ahora somos en los hechos -y sancionado por el Congreso de mayoría morenista- un país militarizado, lo que además de ser un grave retroceso democrático es claramente contrario a la Constitución. Pero ya sabemos lo que piensa AMLO de la ley.
La FGR y el Poder Judicial son un desastre, de forma tal que, la aplicación de la Ley y la defensa del Estado de derecho pasan por su peor momento. El Presidente piensa que los magistrados de la Suprema Corte propuestos por él son sus lacayos y, al frente de la FGR, tenemos a un hombre sin credibilidad. Ya no hay duda de la relación exigida desde el poder Ejecutivo hacia el Poder Judicial: subordinación total.
La reacción del PRI ha sido incomprensible y vergonzosa. ¿Cuándo aprenderán a no defender lo indefendible? El impacto que la irresponsabilidad de Alito tendrá en el futuro de la Alianza por México es aún impredecible.
La promesa de AMLO de no endeudar al país tampoco será cumplida, necesita un presupuesto que se ajuste al calendario electoral y ante la caída de la recaudación fiscal -por su incapacidad de proponer una política económica razonable- tendrá que recurrir a un incremento de 30% de la deuda pública con las consecuencias que esto tendrá en la vida de los mexicanos: aumentos en las tasas de interés, incremento en los precios y por tanto mayor inflación y un previsible aumento del desempleo.
¿Quiénes sufrirán de forma más impactante este último incumplimiento? Las familias mexicanas más pobres. Pero la 4T exige sacrificios para poder tener el dinero suficiente para las elecciones del Estado de México.
AMLO conservará su amada popularidad, pero, ¿cómo defenderán estas acciones las corcholatas presidenciales en las elecciones de 2024? ¿Cómo afectará esto a Delfina en la elección del Estado de México? ¿Podrán los partidos de oposición recomponer su relación y presentarse como opción de Gobierno? Demasiadas dudas. Muy pocas respuestas.
@Pancho_Graue