Por: 24 Horas Yucatán
Hace 34 años, la fuerza de la naturaleza se hizo notar como pocas veces en la Península de Yucatán con el paso del huracán Gilberto, que fue uno de los fenómenos más intensos, devastadores y mortíferos registrados en el océano Atlántico el siglo pasado.
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En el marco de conmemoración del 34 aniversario, Juan Vázquez Montalvo, meteorólogo del Comité Institucional para Atención de los Fenómenos Meteorológicos Extremos de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), recordó que, en 1988, el meteoro dejó árboles caídos, carreteras e infraestructura desechas, además de personas damnificadas.
Ejemplificó que las carretas Chabihau-Santa Clara y Sisal-Punta Palmar-Celestún prácticamente desaparecieron.
Con una categoría 5 de la escala Saffir Simpson y vientos de 350 kilómetros por hora, el huracán también modificó la percepción que la población tenía sobre los fenómenos meteorológicos, pues la tomó desprevenida, ya que estaba acostumbrada a impactos y afectaciones de dos o tres días, pero con Gilberto fueron más de 12 horas de encierro y casi 15 días sin servicios básicos, especialmente energía eléctrica.
TOCÓ TIERRA EN Q. ROO
Gilberto tocó tierra en Puerto Morelos, Quintana Roo, y mantuvo su potencia con vientos de más de 300 kilómetros por hora hasta llegar a tierras yucatecas, donde causó impactos severos.
Vázquez Montalvo recordó que ese huracán tuvo una fuerza descomunal y marcó un parteaguas en la historia de la entidad, que en septiembre se ve mayormente afectada por el paso de los ciclones tropicales.
El especialista agregó que el 22 de septiembre de 2002, impactó otro de los huracanes más potentes: Isidoro, el último gran ciclón de los últimos 20 años.
El 27 de septiembre de 1955, Janet dejó unos 200 muertos y más de 400 desaparecidos en Chetumal y el puerto de Xcalak, Quintana Roo.
LEG