¡Muera la corrupción, muera el clasismo y que viva México! Ese fue parte de El Grito de Independencia que dio Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo capitalino frente a los mexicanos y así debe ser señor Presidente, pero curiosamente eso es lo que le hemos pedido los mineros desde que inició su Gobierno.

Coincidimos con usted, en México no se puede seguir tolerando o protegiendo los abusos de poder, la impunidad y mucho menos aplazando la impartición de justicia, por ello, no nos explicamos cómo es que Napoleón Gómez Urrutia puede seguir extorsionando a las empresas mediante huelgas y privando del derecho al trabajo a miles de trabajadores.

Pero, hablemos de impunidad. ¿Cómo nos explica que alguien que le robó 55 millones de dólares a 11 mil mineros, pueda seguir viviendo en libertad y pasándose por el “arco del triunfo” los laudos emitidos por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que le obligan a devolverlos? ¿Cómo logra Napillo esa protección del Estado sin caer en corrupción o impunidad? ¿Cómo?

¡Muera el clasismo!, decía usted y sí, ¡que muera! ¿Por qué no empezar por hacerle entender al llamado millonario senador de Morena la tan nombrada austeridad republicana? ¿Por qué no acabar con los vuelos en jets privados, las vacaciones en castillos europeos o con el despilfarro convertido en lujo desmedido? Luchemos por acabar el clasismo y el desprecio a la clase obrera, por evitar que la familia de Gómez Urrutia siga viviendo como millonaria mientras que los mineros exigen justicia y mejores condiciones en seguridad.

Hoy, su partido, señor Presidente, parece no tener memoria y sigue defendiendo sobre todas las cosas a tan cuestionable personaje. Un nuevo mal chiste intentan contar en el Senado de la República al asegurar que será Napillo quien promueva la reforma a la ley minera, como si supiera algo de la materia o como si alguna vez hubiese sido minero, pues ni una, ni otra.

Napillo fue el principal impulsor de la reforma laboral y, ¿qué sucedió? Terminó por violar la Constitución y topar a tres meses el reparto de utilidades, afectando gravemente la economía de millones de trabajadores, entre ellos los mineros. Hoy, bajo el engaño y a nombre del supuesto abuso y avaricia de los empresarios, saca a huelga a varias secciones para recuperar el pago de los recursos que él mismo cedió a nombre de los obreros de México.

Dicen con cinismo que él protegerá los intereses de los trabajadores en la reforma a la ley minera y que también acabará con el acaparamiento de riqueza, cuando todos sabemos que Napillo es dueño del sindicato minero y, como tal, hace uso desmedido y sin restricciones de las cuotas sindicales, cuando tienen una fortuna que rebasa varios millones de dólares. A él es a quien apoyan para reformar una ley que involucra a más de dos millones de trabajadores.

Morena quiere darle a Napillo el poder de poner las reglas en esta reforma, a alguien que ha sumado innumerables conflictos con las empresas y no precisamente por el bien de los mineros. ¿O acaso ya olvidaron como exigió a Grupo México que le pagaran solo a él 100 millones de dólares a cambio de levantar las huelgas de Cananea, Sombrerete y Taxco?

Señor Presidente, cuente con los trabajadores para acabar no solo con la corrupción y clasismo, también terminemos con la impunidad y el abuso de poder, empecemos pues, con hacer justicia a los 11 mil mineros de Cananea.

 

 

          @CarlosPavón