Donde había inmuebles colapsados el 19 de septiembre de 2017, hoy hay terrenos baldíos, estacionamientos y, en algunos casos, nuevos inmuebles… Pero las imágenes de escombros y de miles de personas enfocadas en tareas de búsqueda y rescate permanecen en la memoria de los habitantes de la CDMX.
Hace cinco años, ante la tragedia que dejó el terremoto del 19-S en la Ciudad de México, Karla Álvarez colaboró como brigadista en distintos inmuebles colapsados, días que recuerda como “muy agotadores y llenos de tristeza”.
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Para ella, lo más difícil fue “escuchar las historias de los sobrevivientes, rescatar cuerpos muertos y ver tanto desastre… Eso me drenó mucha energía y enfermé”.
Y es que en la Ciudad de México colapsaron en su totalidad 38 edificios, dejando un saldo de 228 personas fallecidas.
Otra voluntaria fue Liz Rojo, quien participó categorizando los víveres para damnificados en un centro de acopio dispuesto en el Parque México, en la colonia Hipódromo.
“Había que hacer cadenas humanas para cargar y descargar. Sin importar el frío y la lluvia, fue muy gratificante ver cómo tantas personas cooperamos de una u otra manera para poder ayudar a los demás.
Personas que salieron de su área de confort y hasta cierto punto se vulneraban, personas de varios países organizando, cargando cajas y bolsas.
A ella, la situación le permitió “ver qué tan empáticos y solidarios somos como personas, a pesar de que la sociedad propicia que seamos individualistas, existen otros factores que han logrado un sentido humanitario que está en muchos de nosotros.”
LEG