¿Qué puede hacer cambiar de opinión, de último instante premundialista, a un seleccionador que ha trabajado con el equipo nacional durante todo un cuatrienio?
Difícil responderlo, finalmente quien ha avanzado por tanto tiempo aferrado a la suya, no tiende a modificar su parecer llegado el momento cumbre.
Sin embargo, recordemos un punto medular: que el futbol, como pocas actividades de la vida, es de momentos. Quien volaba avasallando rivales meses atrás, hoy puede lucir en depresión futbolística, tal como quien no atinaba una en partidos nada remotos, de repente parece elevado a crack.
El proceso de Qatar 2022 comenzó con la ilusión de un tridente ofensivo tricolor conformado por Hirving Lozano, Raúl Alonso Jiménez y Jesús Manuel Corona, los tres pletóricos en aquel momento. Luego vinieron en catarata los imponderables: Tecatito fue congelado al no renovar con el Porto, Raúl se fracturó con una gravedad tal que el futbol se convirtió en su enésima prioridad, Chucky encadenó varias lesiones de gravedad jugando con la propia selección, Corona se resignó (con el casi más milagroso) a perderse el Mundial.
Así que de tres que teníamos seguros al frente, hoy acaso sólo está a plenitud uno. Lozano no vive sus mejores momentos y le cuesta recuperar la titularidad con ese Nápoles que lo adquiriera como fichaje más caro de su historia, pero sigue siendo muy superior a cualquier otro jugador que se proponga colocar ahí. Con Corona no se puede contar, lo que abre dos vías: cambiar el dibujo y sólo jugar con dos atacantes al frente, o sustituir a Tecatito por Alexis Vega o alguien similar. Y luego viene el tema de Raúl, acumulando partidos de incertidumbre, falto de ritmo, acechado por enésimas lesiones, urgido de una resurrección.
Por poner cifras especulativas, Raúl al 60 ó 70 por ciento es más que el resto de los delanteros disponibles. ¿Y llegará Raúl siquiera por encima de la mitad de su potencial? Para colmo, en este instante dos delanteros están en racha (Santiago Giménez y Henry Martin), ambos habiendo lucido condenados a no ir al Mundial en el pasado verano.
Así que Gerardo Martino en esta última convocatoria premundialista tendrá que sentir al jugador: su confianza, autoestima, convicción. A partir de eso atreverse a cambiar un ápice lo que ya tenía planchado o, en definitiva, morirse con la que siempre tuvo en la cabeza.
Entre esos debates hay uno adicional: ¿tiene sentido llevar a cuatro delanteros centro cuando, con base en la formación del Tata, sólo jugará uno como titular? Así que quizá sea momento de decidir si se queda con un Funes Mori que apenas ha jugado recientemente o con los dos ofensivos enrachados.
Muchas decisiones y poco tiempo. Increíblemente, el aumento en la lista de convocados de 23 a 26 para este Mundial, lejos de ser un alivio implica nuevas tensiones.
Twitter/albertolati