POR: EFRAÍN CASTRO / 24 HORAS QUINTANA ROO
“Apenas son unas 30 casas en Chetumal, de estilo anglocaribeño, son las que sobreviven en condiciones habitables; las restantes han sido siniestradas, desmanteladas o el tiempo las ha reclamado, poco a poco se van perdiendo”, relató Fabian Herrera Manzanilla, cronista de la ciudad.
Fue en 1995, durante la administración del gobernador Mario Villanueva Madrid, cuando el Congreso del Estado aprobó el decreto 127 de la Ley de Protección, Conservación y Restauración del Patrimonio Histórico, Cultural y Artístico de Quintana Roo, que entre sus apartados establecía el cuidado de las viviendas con el estilo arquitectónico que habría sido influenciado por la colonia británica, y que sobrevivieron a los embates de los huracanes, como Janet, en 1955.
En ese entonces el muralista, Elio Charmichael, cronista de la ciudad; Ignacio Herrera Muñoz y Francisco Bautista Pérez, historiadores del estado, hicieron un catálogo en el que se identificaron 140 construcciones con las características propias, el uso de maderas preciosas como la caoba, la del pixoy, la del cedro rojo o kuche, yaxnic, etcétera; estructuras de una planta o de dos, con techos de plancha de zinc corrugada, decoraciones externas como barandas, celosías, frisos para cornisas o guardamellas, columnas de sección cuadrada y capiteles con detalles decorativos realizados en marquetería.
No obstante, fue hasta nueve años después, en 2004, cuando se emprendieron las primeras acciones de restauración de las “casitas de madera”, que, aunque se seleccionaron 87 para su atención, solo 27 fueron beneficiadas y algunas aún conservan sus placas conmemorativas; a las abandonadas, les han sido robadas.
La entonces Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma) gestionó 16.2 millones de pesos para ello, pese a que el proyecto original estuvo a cargo del Instituto de Cultura Quintanarroense.
Para los gobiernos de Félix González Canto y Roberto Borge Angulo no hubo acciones importantes para el mantenimiento de estas viviendas, “más que manos de pintura en las fachadas”, refiere el actual cronista capitalino, quien explicó que en este periodo y debido a que el primer cuadro de la ciudad fue pasando de ser una zona habitacional a una comercial, estos monumentos se volvieron un “estorbo” para operaciones inmobiliarias más rentables.
“Se empezó a correr una falsedad; los propietarios pensaron que, al ser consideradas monumentos perderían la posesión de la propiedad, lo que la ley no establece, sino que a cambio de registrarlas se les otorgarían beneficios fiscales, un programa permanente de restauración”, mencionó Herrera Manzanilla.
Pese a ser Patrimonio Histórico y Cultural Tangible de la Ciudad, no se dispone de algún programa activo por parte del Gobierno del estado, a excepción de la restauración de la Casa de la Crónica, que forma parte del rescate del Jardín Josefa Ortiz de Domínguez, mejor conocido como parque de Los Caimanes.
“A mi entender corresponde al Instituto de la Cultura de Quintana Roo dar seguimiento y atención al rescate de este patrimonio, que, aunque no cuenta con el personal y equipo, puede trabajar vía licitación, como actualmente lo hace la Secretaría de Obras Públicas con el parque Los Caimanes y la Casa de la Crónica”, dijo Fabián Herrera.
DATOS:
ABANDONO
16.2 mdp
se destinaron a través de la Seduma, en 2004, para rehabilitar las construcciones
0 planes
activos del Gobierno de Q.Roo para rescatar las casas que son Patrimonio Histórico
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