Los grandes felinos que arribaron al parque zoológico “Benito Juárez” en Morelia, Michoacán, procedentes del santuario Black Jaguar White Tiger de la Ciudad de México, se encuentran en proceso de recuperación y con progresos satisfactorios, luego de exhibir condiciones de maltrato y deterioro severos, señaló Julio César Medina Ávila, director del recinto.
Detalló que una de las dos leonas que llegaron al parque tenía insuficiencia renal y hepática y actualmente se ha revertido su condición hasta en 85%. Por su parte, el león ha tenido avances más lentos, también la segunda tigresa, que arribó en sustitución de una hembra de tigre que debió ser transferida con su pareja, ante la depresión que ambos experimentaron por la separación.
El director del parque lamentó que se haya convertido en moda tener un león o un tigre como mascota, sin que el ejemplar esté registrado ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), sin un plan de manejo y sin condiciones adecuadas de espacio y alimentación.
Refirió el caso de un león blanco, detectado en la zona de Tacámbaro por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que vivía en una corraleta, un riesgo para el felino y las especies a su alrededor.
Aunque un león o tigre puede consumir en promedio diez kilogramos de carne por día, dos, de huesos y, dependiendo de la edad, carne molida, muchos son alimentados con pollo, lo que no es adecuado para su salud.
“Mientras existan centros de explotación animal como este supuesto santuario, vamos a encontrar animales en esta situación de maltrato y negligencia, con riesgo para ellos, otros animales y personas”, expuso César Medina.
Los grandes felinos, decomisados por la Profepa en Michoacán y la región, son trasladados al parque zoológico “Benito Juárez”.
LEG