Emocionados por conocer las obras arquitectónicas que ofrece la Ciudad de México, turistas nacionales y extranjeros abordaron el Turibus sin saber que su experiencia tomaría un giro distinto.
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Al llegar a puntos icónicos como el Palacio de Bellas Artes, descubren que se encuentran sitiados con vallas de metal, ante lo cual sus miradas se tornan tristes y decepcionadas, pues estos objetos limitan su visibilidad.
“¿Lo han de estar reparando”, comenta una turista mientras el Turibus se detiene frente a un monumento sobre Reforma, por lo que su acompañante responde con resignación: “No creo, parece ser que más bien es por las manifestaciones que ha habido”.
El recorrido continúa hacia la Catedral Metropolitana, ruta donde los monumentos y edificios históricos también fueron resguardados por las vallas.
“Da tristeza porque no es el México que nos gustaría mostrar… No es el México que recordamos, podías pasear y ver las calles con sus locales abiertos”, expresó una turista procedente de Nuevo León que visitó la capital luego de cuatro años.
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