En los últimos 11 años, la Fórmula 1 ha tenido cambios contrastantes en varios aspectos de su regulación, con miras a un futuro aún más apegado al desarrollo tecnológico.
Hablar de la Categoría Reina lleva directamente a mencionar la palabra evolución y tecnología. Estos aspectos han ido de la mano en todo momento desde su nacimiento, para tener como resultado en estos últimos 11 años cambios considerables en el actuar de toda la organización en pro de este deporte.
El primer cambio considerable que llegó a partir de 2011 fue la instrumentación del DRS, o alerón trasero móvil, el cual permite que un auto que se coloca detrás de otro, pueda “abrir” su alerón trasero y al no ofrecer resistencia, aumenta la posibilidad de rebase.
Para 2013 se hizo obligatorio el KERS, cómo uno de los adelantos más significativos en la industria automotriz, al ofrecer recuperación energética y dar un paso significativo rumbo a la tecnología híbrida.
En 2017 se permitieron monoplazas más anchos, un alerón trasero más grande y neumáticos de mayor tamaño para obtener mayor agarre.
La seguridad ha pasado a ser una de las columnas principales para la FIA. La creación y obligatoriedad en el uso del HALO, una protección a la cabeza del piloto, que evita que algunas piezas grandes puedan impactar al mismo, marcó un antes y un después en la estética de los monoplazas de Fórmula 1.
Incluso en años recientes, varias escuderías han pasado al uso de la pintura en tono mate, con el objetivo de reducir peso y tener mayor velocidad.
A estos cambios también se pueden añadir las modificaciones en los reglamentos de presupuesto, que a partir de este 2022 comenzaron con un límite en el desarrollo de sus motores para hacer un poco más balanceado el campeonato de constructores.
Con miras al futuro inmediato, la Fórmula 1 tendrá para 2026 la nueva modificación de combustibles 100% sustentables, de la mano de Audi, como fabricante de los motores.
AR