El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania detonó una crisis energética en Europa, debido a la dependencia de la Unión Europea. Sin embargo, desde 2011 el gobierno de Ucrania ya advertía de un conflicto con Moscú.
El distanciamiento entre las dos ex repúblicas de la Unión Soviética fue tal que desde hace 11 años varios internacionalistas advertían un nuevo conflicto del gas, en alusión a la ‘guerra’ de 2009, e incluso una invasión.
La situación se complicó porque hace una década la entonces canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso, Dmitri Medvédev, inauguraron el gasoducto Nord Stream 1, la obra báltica que uniría a Alemania con Rusia.
Con esa obra, el gobierno ruso enviaba más de 55 mil millones de metros cúbicos de gas, a lo largo de más de mil kilómetros de tuberías, sin tener que cruzar Ucrania.
El entonces primer ministro de Rusia, Vladimir Putin, expresó: “Paulatinamente nos estamos liberando del dictado de los países de tránsito”. La frase de Putin sobre sus países vecinos, y en especial sobre Ucrania, se da en un momento sensible.
Con la apertura, la gran perjudicada fue Ucrania, porque por su territorio se transportaban 150 mil millones de metros cúbicos de gas anualmente entre Rusia y la Unión Europea.
El entonces primer ministro de Ucrania, Víktor Fiódorovich Yanukóvich, lamentaba la obra, porque era una manera de presionar a Rusia para renegociar los precios de la energía, sin contar los ingresos que obtenía. No obstante, diversos sectores lo consideraban prorruso, por lo que era criticado y que cargaba con la sombra de su participación en la “Revolución naranja”.
Cabe recordar que entre 2006 y en 2009 y en varias ocasiones, el gobierno ucranianofrenó el tránsito de combustible por su territorio, como medida de presión a Rusia en las llamadas guerras del gas.
Incluso, tal era la importancia del gasoducto que se tenía previsto construir y abrir el Nord Stream 2, un segundo gasoducto previsto en el Mar Báltico que habría aumentado considerablemente el suministro directo de gas de Rusia a Alemania. Sin embargo, el proyecto se convirtió en uno de los principales focos de preocupación para Estados Unidos.
No obstante, a pesar de la clara oposición estadounidense, el gasoducto se completó y pudo haber sido finalmente certificado para el suministro de gas, si no hubiera sido por la invasión a Ucrania. Este hecho obligó al gobierno alemán a posponer indefinidamente su aprobación, y su futuro luce muy incierto.
Con información de agencias.
AR