El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho oídos sordos a los justos reclamos de los estudiantes de las “Universidades del bienestar’’, quienes decidieron salir a las calles a denunciar el cúmulo de anomalías que existen en esos “planteles’’.
Al Gobierno no le gusta que se exhiban las carencias de todo tipo en esos, digamos, centros escolares como quedó de manifiesto con el reproche que les hizo la coordinadora nacional de las universidades del bienestar, Raquel Sosa a los alumnos que protestaron.
“No estén de ociosos, no anden en las calles protestando’’.
Sosa se molestó tanto por la exhibida que los alumnos de esos planteles le pusieron a uno de los programas estrella de la actual administración, que incluso comparó la difusión de sus carencias con la publicación “en un periódico’’ de un expediente médico de cualquier familiar de los protestantes.
“¿A ustedes le gustaría que se publicara en un periódico el expediente médico de un familiar, que se sepa qué enfermedades tiene?’’, preguntó.
Y luego remató con una amenaza: “quien provoca escándalos va a ser víctima de ellos’.
Sin embargo, lo que el Gobierno presume como “Universidades’’ son, en muchos casos, locales donde apenas caben 20 personas, construcciones rústicas hechas aprisa, sin la infraestructura necesaria para que se puedan tomar clases.
Eso, además de las deficiencias pedagógicas que los propios estudiantes han denunciado: un solo profesor imparte las seis materias de una carrera; los alumnos de medicina apenas pueden tomar dos clases diarias, pero no tienen en donde poner en práctica lo aprendido.
Los planes de estudio de las carreras de medicina y enfermería parecen un chiste comparado con los que tienen universidades públicas como la UNAM, la UAM y el IPN; ni se diga las universidades estatales.
Como lo único que pudo hacer Sosa fue amenazar a los alumnos que protestaron, no se conoce si el Gobierno reforzará presupuestalmente el proyecto lopezobradorista, o lo dejará que se muera de muerte natural, como está ocurriendo con el Insabi, uno de los fracasos más grandes de este sexenio junto con el de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), envuelta en un escándalo de fraude que implica mucho más dinero que el desviado en la “Estafa Maestra’’.
¿Y la flamante secretaria de Educación Pública, Leticia Ramírez?
Avísenle que hay fuego en las Universidades del bienestar.
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Quién sabe si solo ocurra en México, pero resulta poco común que el aeropuerto civil más importante del país esté en manos de militares.
El director es un militar en retiro, la Marina Armada de México es la responsable de la seguridad interna y externa y ayer, para variar, se designó al general en retiro, Miguel Enrique Vallín Osuna, como nuevo director de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), en sustitución de Carlos Antonio Rodríguez.
El general Vallín fue encargado de coordinar la flota de aviones de la Guardia Nacional, que para ser francos tampoco tenía cientos de aeronaves que nublaran el cielo con sus operaciones, pero eso le alcanzó para ser encargado de la política de aeronavegación en el Benito Juárez.
Su misión será recuperar lo más pronto posible la Categoría 1 que perdió el aeropuerto capitalino y que le ha provocado sanciones al país en perjuicio de las aerolíneas nacionales y obvio, de las finanzas públicas.
Y lo deberá hacer en el menor tiempo posible porque se acerca una nueva auditoría y quién sabe si la libremos.
LEG