En el marco del mes de la lucha contra el cáncer de mama ha resonado el nombre de Sandra Monroy, activista, autora y superviviente de esta enfermedad.
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La comunicóloga y periodista es egresada de la Facultad de Estudios Superiores Aragón y se enfrentó cara a cara contra el cáncer en 2012, cuando fue diagnosticada, pero la historia va algunos años atrás.
Cuando solo tenía 12 años, Monroy se detectó una bolita en el seno izquierdo la cual fue analizada y se descubrió que se trataba de grasa, sin embargo, año con año fue monitoreada, hasta el 2020, cuando la pandemia impidió la continuación de muchos chequeos.
Para 2021, esta bolita seguía en su lugar pero en el otro seno había algo más. “Era cáncer, uno de los más comunes, ductal infiltrante, en etapa I. Recuerdo que cuando me dieron el diagnóstico el oncólogo me dijo que era muy afortunada, pues las mujeres de mi edad llegan a morir o llegan muy tarde, porque no hay una cultura de detección temprana en mujeres menores de 40 años”, dijo en entrevista para la Gaceta UNAM.
La recomendación que le realizó Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM) fue una mastectomía bilateral radical, lo que significaba retirar sus mamas.
Tomando en cuenta las probabilidades que había de que el cáncer volviera, debido a que tenía 36 años, Sandra emprendió su lucha contra el cáncer y dijo sí a la cirugía.
En este viaje, creó la cuenta de Instagram “Jódete Cancer” la cual hoy cuenta con más de 14 mil seguidores y se dedica al activismo y acompañamiento a pacientes oncológicos.
Su trabajo y trayectoria, le han brindado una visión acerca del cáncer de mama y como es concebido por las mujeres debido a la sociedad y el peso que esta le da a los senos.
“La gente cree que este cáncer es igual a chichis, no se preguntan por las mujeres que no tuvieron mastectomía, pero tuvieron quimios y radios. Hay mujeres que van a llorar más la pérdida del cabello que de las mamas, por un estatuto estético y social. Nos han vendido la idea de que debemos ser bonitas, en eso radica nuestro poder, no en nuestra inteligencia ni en nuestra capacidad de seres humanos, sino en cómo lucimos”
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De la mano de otras mujeres en su situación Sandra resignificó lo sucedido y resaltó la violencia estética que acompaña a la lucha contra este cáncer.
Tras su mastectomía,la periodista no quiso ponerse implantes, sino que decidió adornar su pecho con un tatuaje de flores y un corazón en representación al florecimiento de su cuerpo y a la cercanía de su corazón después de retirar sus mamas.
Con el mismo nombre que su cuenta de Instagram, el pasado 4 de octubre, Monroy presentó su libro, el cual además de ser un ensayo biográfico describió como “un libro de acompañamiento inmediato”, el cual mezcla la narración de su viaje con datos acerca de la enfermedad.
GR