Indígenas desplazados protestaron por las malas condiciones y el hacinamiento que enfrentan dentro de un albergue en Bogotá, Colombia, lo que derivó en un enfrentamiento con policías.
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Aunque hubo heridos de ambos bandos, el mayor número se lo llevó la policía con 14 lesionados, contra una decena de civiles.
Cientos de aborígenes embera malviven desde 2020 en Bogotá, a donde llegaron desplazados por los grupos armados que los obligaron a abandonar sus hogares en los departamentos de Chocó (noroeste) y Risaralda (centro-oeste).
Durante meses ocuparon el Parque Nacional, en el corazón de esta ciudad de ocho millones de habitantes, y fueron trasladados en mayo a un refugio, desde donde denuncian abandono estatal.
Las poblaciones originarias libran una disputa histórica por la tierra, son víctimas del racismo y blanco frecuente de grupos armados financiados por el narcotráfico. Según la Organización Nacional Indígena de Colombia, al menos 2.200 emberas han sido desplazados por la violencia.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, condenó las agresiones: “Nunca será protesta la agresión a un policía (…) Es también violador de derechos humanos el que agrede en estado de indefensión a un policía”.
LEG