El 29 de septiembre de 2022, la Junta de Gobierno del Banco de México dio a conocer su sexto anuncio de política monetaria en lo que va del año. Decidió incrementar en 75 puntos base la tasa de interés para colocarla en 9.25%; esta medida coincide con lo que ha dispuesto un amplio número de bancos centrales en medio de ajustes monetarios y financieros de los países. Previamente, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos ajustó la tasa de fondos federales en la misma magnitud para colocarla en un rango de 3% a 3.25%.
La respuesta del Banxico era previsible derivado del repunte inflacionario. De acuerdo con datos del Inegi, en septiembre, la inflación general se ubicó en 8.70% anual, mismo nivel que se registró en agosto, pese a que los mercados estimaron un dato superior. Ayer, dicha institución publicó que, en la primera quincena de octubre, la inflación disminuyó ligeramente hasta situarse en 8.53% —algunos expertos consideran que llegará a dos dígitos a finales de 2022—. Banxico pronostica que convergerá a la meta de 3% en el tercer trimestre de 2024.
Como parte de los esfuerzos por contener el aumento de los precios, el 4 de mayo el Gobierno mexicano presentó el Paquete Contra la Inflación y la Carestía; se trata de un acuerdo voluntario con el sector empresarial para homologar el precio de productos de la canasta básica por un período determinado. Cabe señalar que, el pasado lunes 3 de octubre, el Gobierno mexicano presentó medidas para reforzarlo con el compromiso de mantener 24 productos en mil 039 pesos hasta el cierre de febrero de 2023. El Banco de México estima como un riesgo a la baja un efecto mayor al esperado del PACIC.
En este contexto, intervienen otras variables macro; tal es el caso del tipo de cambio. El peso mexicano no solo se ha mantenido fuerte frente al dólar, sino como una de las divisas más sólidas a nivel internacional. Nuestras autoridades reportaron que el peso se ha depreciado únicamente 0.1% en lo que va de la presente administración. Sin embargo, recientemente, la agencia Moody´s Analytics advirtió sobre una inminente depreciación de 20% del peso frente al dólar, debido al apretamiento monetario de EU.
En este sentido, las previsiones de crecimiento para la economía mexicana oscilan entre 1% y 2%. El FMI recortó sus pronósticos de expansión de 2.4% a 2.1% en 2022, y 1.2% en 2023. Por otro lado, de acuerdo con la última encuesta de expectativas del sector privado que elabora Banxico, los especialistas revisaron al alza su pronóstico de crecimiento a 2.01% para 2022; sin embargo, lo redujeron de 1.31% a 1.15% para 2023.
El escenario permanece sombrío e incierto. La alta correlación en las frecuencias del ciclo económico, apunta que si a Estados Unidos le da gripa, a México pulmonía. Este panorama exige la coordinación de acciones entre el Gobierno, los empresarios y la sociedad en su conjunto, con el propósito de frenar el incremento de los precios y anclar las expectativas de inflación a corto, mediano y largo plazos.
¿O será otra de las cosas que no hacemos?
Consultor y profesor universitario
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