El emir de Qatar, Tamin bin Hamad al Thani, aseguró que desde que su país fue elegido para organizar el Mundial, ha sufrido infinidad de críticas en su contra.
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“Desde que obtuvimos el honor de albergar el Mundial, Qatar se ha visto sometido a una campaña sin precedentes a la que ningún país anfitrión se ha enfrentado jamás. Inicialmente, tratamos el asunto con buena fe, e incluso consideramos algunas de las críticas como positivas y útiles para ayudarnos a desarrollarnos”, indicó el emir.
Durante años y especialmente en los últimos días, numerosas organizaciones internacionales han recordado el historial de Qatar de abusos laborales durante la construcción de los estadios, así como la represión contra el colectivo LGTBI, documentado por ONG como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.
Sin embargo, Qatar ha salido a la defensa de estas acusaciones en los informes, diciendo en muchas ocasiones que son “categóricamente falsas”.
“Ser sede del Mundial incorpora varios elementos que forman los componentes de credibilidad y capacidad de influir positivamente, esto se manifiesta al aceptar el desafío e integrarlo en nuestros proyectos y planes de desarrollo nacionales y al nivel de la apertura civilizada y cultural”, señaló el monarca.
Agregó que acoger el Mundial es “una ocasión en la que retratamos quiénes somos, no solo en términos de la solidez de nuestra economía e instituciones, sino también en términos de nuestra identidad”, indicó.
Al final de su discurso, señaló que siguen con el trabajo, “cada uno desde su posición, para elevar el nombre de la nación, abrir nuestros brazos y recibir a todos para que el mundo sea testigo de la cálida hospitalidad y generosidad de los cataríes”.
NÚMERO
20 años han pasado desde que la Copa del Mundo llegó a territorio asiático por primera vez; Corea del Sur y Japón fueron los anfitriones
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