Por fin, el presidente Andrés Manuel López Obrador logró cumplir su promesa de campaña: eliminar el horario de verano y de esa forma dejar a los mexicanos con “el horario de Dios”.
La madrugada del miércoles, la propuesta del mandatario se materializó cuando los senadores de Morena y sus aliados legislativos del PT, PES y Partido Verde, votaron a favor de expedir la Ley de los Husos Horarios en los Estados Unidos Mexicanos y abrogar la Ley del Sistema de Horario, vigente desde diciembre de 2001.
En junio pasado, durante su conferencia matutina, el Presidente dijo que el horario que quedaría en México luego de la aprobación de la iniciativa será el horario de invierno, “va a quedar el horario que estaba anteriormente, que no quiero decir como le siguen llamado a ese horario porque hay que cuidar el Estado laico pero, sí lo voy a decir, ‘el horario de Dios’”.
Sus órdenes fueron acatadas de inmediato, incluso el secretario de Salud, Jorge Alcocer, más allá de la ciencia, refirió un mes después que para cuidar la salud “no debemos luchar contra nuestro reloj biológico, lo recomendable es volver al horario estándar, que es cuando la hora del reloj solar coincide con la hora del reloj social, del reloj de Dios”.
Incluso dijo que, “el cambio de hora altera el tiempo de exposición al sol y desequilibra el reloj biológico”; de ahí que existan efectos adversos en las personas como irritabilidad, somnolencia, menor productividad, mayor riesgo de infartos y que el sueño de los adolescentes disminuye en promedio en 32 minutos por noche.
En tanto, la Secretaría de Gobernación presentó una encuesta en la que –indicó– 71% de los ciudadanos rechazaban el horario de verano y 29% estaban conformes con ese horario.
De esa manera, el próximo 30 de octubre será la última ocasión en que la mayoría de los mexicanos retrasen una hora sus relojes para dejar el “horario de Dios”, donde en invierno los días tienen menos horas de luz natural. Ahora solo falta que la publiquen en el Diario Oficial de la Federación.
LEG