Durante la epidemia de Covid-19, la brecha salarial en México se redujo hasta 11%, su menor nivel desde 2005, cuando empezó el registro, reveló un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Sin embargo, la reducción en la diferencia entre lo que gana un hombre y una mujer se originó por la salida del mercado laboral de las trabajadoras con menores ingresos, combinado con la caída en las remuneraciones de los hombres durante la crisis sanitaria.
“Aunque se cierra la brecha a 11% durante el periodo de la pandemia, eso es un reflejo de que las primeras mujeres que perdieron chamba durante la pandemia, fueron las que menos ganaban, al grado de que el ingreso promedio de las mujeres subió y esto se combinó con una caída en los ingresos de los hombres”, explicó la directora de Sociedad Incluyente en el centro de investigación, Fátima Masse, durante la presentación del análisis “Brecha salarial de género: un comparativo sectorial e internacional”.
La aparente disminución de la brecha salarial, que en 2005 se ubicó en 20%, no se originó por esfuerzos de centros de trabajo para igualar remuneraciones, sino porque que las mujeres trabajadoras tuvieron que regresar al hogar debido a que estaban empleadas en sectores informales, o bien, en actividades que fueron clasificadas como no esenciales.
“(En la epidemia) el 53% de las mujeres estaban en sectores que no se consideraban esenciales, en comercio, en hospitalidad, en restaurantes, en hoteles, y además en estos sectores la tasa de informalidad es muy alta”, declaró Masse.
Agregó que al frenarse las actividades económicas, se recurrió al impago de nóminas, afectando a las trabajadoras principalmente.
Dijo que el confinamiento por el Covid-19 creció la demanda de cuidados en el hogar, tanto de enfermos como de niños y adolescentes que siguieron su proceso educativo a la distancia, convirtiéndose en otro factor que incidió para la salida de más mujeres del mercado laboral.
En 2020 por cada 100 pesos que un hombre ocupado recibió por ingresos laborales, una mujer obtuvo 89 pesos. Fue en ese año en el que se observó la menor desigualdad entre ambos sexos, según el estudio.
Marisol Peralta, quien hasta antes de la epidemia laboraba como trabajadora del hogar, dice que sus patrones le dijeron que se quedara a trabajar de tiempo completo en casa hasta que terminara la crisis sanitaria, dado el temor de que en el viaje a su domicilio en Tecámac contrajera el virus y los contagiara. La otra opción que le dieron era dejar el empleo.
“Elegí a mi hijo. No podía dejarlo completamente abandonado con mi mamá que ya es grande”, dijo la señora, quien desde hace año y medio trabaja en una empresa de intendencia.
Reconoció que fue difícil sobrevivir en la epidemia, pues la falta de trabajo la obligó a vivir limitada con la pensión de su mamá y el apoyo de sus hermanas, pero fue una decisión que tuvo que asumir.
El documento de IMCO refiere que también hay brechas de ingreso por género en los sectores. Por ejemplo, en el comercio al por menor, las mujeres ganan hasta 26% menos que los hombres, en el hospedaje y preparación de alimentos, hay una diferencia de 24%.
“Tienen muchos factores que se juntaron en detrimento de la inclusión económica de las mujeres”, añadió Masse.
Sin embargo, la recuperación de la mayoría de los sectores de la economía tras haber pasado lo más severo de la epidemia ha incrementado de nuevo la brecha salarial. Para 2021 subió a 13% y en lo que va de 2022 ya se ubica en 14%, acercándose a los niveles cercanos al 15% y 16% observados hasta antes de la crisis sanitaria.
El principal obstáculo para una igualdad salarial está en la falta de flexibilidad de los centros de trabajo frente a las mujeres, por ejemplo, en el caso de embarazos.
La directora general del IMCO, Valeria Moy, señaló que las mujeres dedican más tiempo que los hombres a las labores del hogar, lo que reduce la disponibilidad de trabajar más horas o incorporarse al mercado laboral.
Dijo que en ocasiones, aunque haya oportunidad para que mujeres asuman puestos de mayor jerarquía, lo rechazan ante la falta de flexibilidad para combinar su vida profesional con la personal.
Laura Tamayo, directora de Comunicación, Asuntos Públicos, Ciencia y Sustentabilidad para Bayer en México, añadió en la presentación que con la brecha salarial, las empresas pierden talento, innovación y diversidad, pues la falta de implementación de modalidades de flexibilidad impide el desarrollo profesional de las mujeres en conjunto con sus proyectos personales.
LEG