José Ureña
 

En Palacio Nacional ya le dieron lectura correcta:

La marcha dominical en defensa de la democracia, simbolizada en el Instituto Nacional Electoral (INE), es el principio de una lucha.

No el final, porque la lucha de la sociedad sin signos partidistas se ubica a mediano plazo, en los comicios federales del 2024.

Representantes de las seis organizaciones convocantes repasaron en primera instancia los insultos presidenciales, cada vez más duros, cada día más ofensivos.

-Hipócritas, racistas, clasistas, cretinos…

A continuación abordaron la manzana envenenada de acudir a la Plaza de la Constitución y, aunque hubo algunas voces a favor, Claudio X. González, Marco Antonio Adame y los demás rechazaron caer en la provocación.

Pero sí modificaron las principales condiciones de la convocatoria y la ruta a seguir: no se permitirán expresiones políticas y en lugar de ir al Hemiciclo a Juárez acudirán a la Plaza de la República.

En cuanto a expresiones políticas está una fundamental: nadie puede ir con identidad partidista, la marcha partirá con jóvenes y los asistentes -Vicente Fox entre ellos- irán atrás como parte de la masa.

CERO PARTIDISMO

En cuanto a la lucha, se centrará en la frase El INE no se toca.

Pero se desplegará en cuatro demandas:

-No a la reforma constitucional para eliminar o debilitar al Instituto.

-No a cualquier reforma legal, como se dio la vuelta en materia eléctrica cuando PAN, PRI, PRD y MC frenaron cambios a la Carta Magna.

-Ningún cambio al mecanismo para elegir consejeros electorales.

-Ninguna merma al presupuesto.

“Lo del presupuesto es inevitable. Ya le rebanaron cuatro mil 475 millones para el 2023”, digo a Marco Antonio Adame.

-Sí, pero hay que dar la pelea.

-Y frenar la reforma constitucional es una tarea titánica, sobre todo si hay traiciones en el bloque opositor…

-Pero a la vez es lo más sencillo -me corrige Adame- porque el Gobierno no tiene la mayoría calificada ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado de la República.

Se pretende una multitud vestida de blanco para no pervertir el movimiento con logos y militancias, rigidez a la cual se someterá el único orador, el histórico exconsejero José Woldenberg.

¡POBRE BÁRCENA!

1.- El avance lo dimos aquí el 2 de noviembre:

BID: no prende Alicia Bárcena y viene otra derrota.

Una candidatura nacida muerta porque, costumbre del hombre de Palacio Nacional, hace el anuncio sin generar previamente consensos.

Ni siquiera le adelantó a Bárcena su candidatura y ayer llegó el desenlace prematuro: ella renunció y en su lugar irá Gerardo Esquivel.

Era fracaso seguro -y falta ver el destino de Esquivel- como antes fueron Jesús Seade en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y Nadine Gasman en la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En contabilidad presidencial, tres ponches y tres outs en tres turnos al bat.

Y 2.- Gracias a quien hizo la corrección de dos palabras omitidas en la columna del martes:

El primer propósito en curso del Poder Ejecutivo, decíamos, es imponer a Delfina Gómez en Edomex y “luego se verá si se le sustituye con Horacio Duarte”.

“Y Ricardo Mejía”, agregamos.

Debió decir: “y Ricardo Mejía en Coahuila”, a donde va.

LEG

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