Un verdadero mar de blanco y rosa se vio este domingo en Paseo de la Reforma, la principal avenida de la Ciudad de México donde miles de ciudadanos acudieron a la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y en contra de la reforma electoral impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un acto replicado en decenas de urbes del país.

El amanecer bajo la Victoria Alada, uno de los símbolos y monumentos más importantes de la CDMX vio la llegada de un goteo constante de personas que llegaban en autos, camionetas, Metro, taxis y vehículos de aplicación.

Luego el goteo se transformó en un río y después en un verdadero torrente que desbordaba el pavimento, las banquetas y cuyas voces se mezclaban entre la alegría y el orgullo de verse rodeados de tantos compañeros en una batalla por la democracia.

Los había mayores, sí, aquéllos que vieron la “caída del sistema” en 1988 y el nacimiento del otrora IFE, pero también jóvenes, de los que apenas llevan unos meses con su credencial para votar y no vivieron la época en la que la Secretaría de Gobernación organizaba las elecciones.

A las 10:30 horas, la marcha arrancó desde el Ángel de la Independencia con miles de gargantas coreando “El INE no se toca” y “A eso vengo, a defender al INE”, mientras marchaban en orden, sin las ya clásicas pintas y destrozos de la mayoría de las manifestaciones en la capital.

En general, el ambiente fue de paz… Pero de pronto se rompió en un punto cuando un youtuber y asistente regular a las mañaneras del presidente López Obrador comenzó a cuestionar a los asistentes al evento, quienes lo sacaron a gritos de “‘¡Fuera! ¡Fuera!” del contingente.

Por aquí y por allá, mezclados entre la gente se vio a personajes públicos, como el expresidente Vicente Fox, con su muy reconocible sombrero entre miles de gorras para protegerse del Sol.

También a Jesús Zambrano, líder del PRD, rodeado de un pequeño contingente de pañoletas amarillas, opacado por el rosa que ayer simbolizó al INE.

Y Alejandro Moreno, del PRI, quien pese a su reciente apoyo a ciertos temas afines al Presidente y a Morena, su partido, ha jurado que no apoyará la reforma electoral impulsada por López Obrador.

Pero los verdaderos protagonistas fueron los ciudadanos, aquéllos que sin pertenecer a ningún partido se pararon temprano y salieron de sus casas para asistir a la marcha por su propio pie, movidos por la convicción y el deber ciudadano.

Don Jorge, quien asistió en silla de ruedas, aseguró que la reforma electoral está hecha a favor del Gobierno, por lo que hizo un llamado a los diputados y senadores a reflexionar si representan al poder en turno o a la ciudadanía.

María de la Paz, otra ciudadana que acudió a la marcha, hizo un llamado a que desde la sociedad continúen las protestas para evitar que la reforma electoral se apruebe: “El INE es ciudadano, no pertenece al gobierno ni a ningún partido”, destacó.

En tanto, las marchas arrancaron casi al mismo tiempo en Puebla, Toluca, Cancún, Mérida, Acapulco, Aguascalientes, Querétaro... Del Atlántico al Pacífico y de Río Bravo al Usumacinta, más de 60 ciudades contaron con su propia marcha en defensa de la democracia… Incluso en Madrid, España, un pequeño contingente se manifestó frente a la Embajada mexicana.

Y en la Ciudad de México, mientras la vanguardia de la marcha llegaba al Monumento a la Revolución, la retaguardia aún no salía del Ángel de la Independencia, mostrando un músculo muchos no esperaban y que desató una guerra de cifras y cálculos.

El secretario de Gobierno local, Martí Batres, quien también ha sido presidente de Morena a nivel nacional y Ciudad de México, manifestó que a la marcha acudieron “entre 10 mil y 12 mil personas”.

Cosa rara, porque a comparación, en Morelia, Michoacán, fueron 40 mil personas las que marcharon entre los edificios coloniales en defensa del INE.

Y por supuesto, fue una cifra muy lejana a las 200 mil personas calculadas por los organizadores de la marcha.
Mientras que en redes sociales, hubo quien realizó sus estimaciones basándose en distancia y personas por metro cuadrado, como fue el caso de Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

“Entre la Glorieta de la Diana y el Monumento a la Revolución… son 160 mil metros cuadrados. Si estimamos cuatro gentes por metro cuadrado tendremos 640 mil marchantes”, publicó en su cuenta de Twitter.

Por su parte, Rogelio Audiffred, presidente de Fuerza México, Organización Nacional de Civiles y Militares AC, aseguró que “militares retirados expertos en “movimiento de masas” del extinto Estado Mayor Presidencial calculan que a la marcha asistieron más de 850 mil personas”.

Al final, la marcha finalizó en paz con un discurso del exconsejero del IFE José Woldenberg, tras lo cual los asistentes cantaron el Cielito Lindo y, sobre todo, el Himno Nacional.

LEG