El presupuesto para 2023 no tiene perspectiva intergeneracional, de acuerdo con analistas, ya que gran parte del gasto está dirigido a las pensiones de adultos mayores, contrastando con la omisión de recursos destinados a resarcir los rezagos educativos que generó el Covid-19 entre los estudiantes, el sector que en el largo plazo contribuirá a la economía del país.
Para 2023 se tiene programado destinar 335 mil 499 millones de pesos para la pensión para el Bienestar de las personas adultas mayores, siendo el programa con mayor peso dentro de las prioridades de gasto.
Respecto a los 8.3 billones de pesos aprobados de gasto para el siguiente año, las pensiones representan el 4%. Si bien dentro de los programas prioritarios también se incluyen becas a estudiantes, los recursos destinados no representan ni la tercera parte de las pensiones para la población mayor de 85 años.
En total, las becas para educación pública básica y media superior “Benito Juárez”, y superior “Jóvenes escribiendo el futuro” suman 83 mil 638 millones de pesos. Pero más allá de las transferencias económicas a los niños, adolescentes y jóvenes en edad escolar, no se contemplaron recursos enfocados en mejorar la calidad educativa.
Además de los recursos económicos que se destinan a grupos poblacionales, también se requiere la implementación de una estrategia focalizada para lograr los objetivos que se requieren alcanzar, destacó la directora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Alejandra Macías Sánchez.
“No estamos invirtiendo en las personas que más adelante querríamos que fueran más productivas, que tuvieran oportunidades, que se ampliaran en mercados de trabajo donde se requiere más tecnología, más conocimiento, más habilidades y eso se genera en la primera infancia, pero también ahora con Covid hay un rezago en aprendizaje que tampoco estamos atendiendo”, puntualizó.
Ana Lambarri, investigadora en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aclaró que no se trata de eliminar los apoyos a los adultos mayores, sino de repensar el modelo de los programas sociales para ayudar a todas las generaciones.
“Lo que estamos viendo es que está muy enfocado en el bienestar de las personas adultas mayores, pero se descuidan otros factores. No hay una perspectiva intergeneracional. No vemos apoyos para estudiantes que desertaron o a pequeños emprendedores (…), que se invierta más en la juventud, en la creación de pequeñas empresas, que haya mejores condiciones que favorezcan que también los jóvenes puedan ingresar al mercado formal y que no se queden en la informalidad, sino que tengan acceso a servicios básicos y que sigan capacitados y con un sistema educativo de calidad”, apuntó.
“Más allá de darles transferencias directas o dinero, pues que verdaderamente estén bien capacitados los jóvenes, que tengan mayor noción de cómo ingresar al mercado laboral y que haya mejores condiciones para que no estén metidos en la informalidad desde jóvenes”, añadió.
Ambas enfatizaron en la importancia de distribuir el gasto con perspectiva intergeneracional, contemplando las implicaciones para el mediano y largo plazo, en el que las generaciones van creciendo y se incorporan al mercado laboral, pero con menos oportunidades por la falta de apoyo en los primeros años de vida, cruciales para el desarrollo económico y social.
“Los factores que más influyen en la competitividad (del país), hablando estrictamente de recursos humanos, es tener a la población bien capacitada, bien educada; es tener más empresas que puedan generar empleo”, dijo Lambarri.
LEG