La agresividad es el signo del sexenio.
No nada más como método de Gobierno o exclusivo de Palacio Nacional, sino también en cuestiones partidistas con el propósito de controlar la agenda pública.
Lo vemos en las recomendaciones a las dos corcholatas preferidas, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, para reposicionarlas en pos de la candidatura presidencial.
La jefa de Gobierno, lo vemos a diario, se ha mimetizado en consignas, elección de adversarios, blancos de ataque, argumentos y hasta el tono de voz.
No es casual.
Esa vía pendenciera, tan fructífera para el de Macuspana, llama la atención de la ciudadanía y se generan simpatías porque se les ve como contestatarios.
Es el mismo caso del secretario de Gobernación, quien asumió tareas del Presidente y Julio Scherer Ibarra, hasta 2021 enlace con gabinete y gobernadores.
El director Jurídico no sobrevivió a sus roces con la secretaria de Gobernación en la primera parte del sexenio, Olga Sánchez Cordero, y los dos pagaron con su salida.
Ella con una encomienda de oro, presidenta del Senado, y él en espera de reacomodo si en algún momento supera fricciones, en especial con el fiscal Alejandro Gertz Manero.
TOLETE Y SOBADA
Adán Augusto López generó expectativas.
Llegó de manera sorpresiva al gabinete y con sus intervenciones de inmediato proyectó una imagen de conciliador, operador eficaz, interlocutor en todos los niveles y enlace con los estados.
Su primera labor la desarrolló con el Senado, donde el jefe del control político, Ricardo Monreal, operó para la asunción de Olga Sánchez Cordero y lo presentó en todas las áreas.
Así se sustituyó el rompimiento de facto con Palacio Nacional, a donde no han regresado el político zacatecano y todavía a estas alturas espera cita la fracción oficial.
La mano suave de Adán Augusto daba armonía a la República, pero no logró el objetivo trazado para el primer semestre: posicionarse como precandidato presidencial.
Por lo tanto, se le instruyó golpear y así lo ha hecho: contra Diego Sinhue, Samuel García, Maru Campos, Tere Jiménez, Enrique Alfaro… contra todos los opositores.
-Luego vas y tiendes la mano -se le dijo.
Y en eso está, en ascenso con bat y sobada para verse al nivel de la otra corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, en demérito del canciller Marcelo Ebrard.
CEPEDA Y EL SNTE
Los cambios educativos han encontrado una injusticia heredada: cientos de maestros sin plaza laboral ni seguridad en su empleo y a veces sin plantel asignado.
Tras asumir el SNTE, Alfonso Cepeda inició negociaciones directas en la Presidencia de la República y ha logrado basificar a más de 600 mil.
En un principio Cepeda tuvo el respaldo del secretario Esteban Moctezuma, pero como el problema tiene fondo económico, rápido sumó a la Secretaría de Hacienda.
Hoy buena parte de las negociaciones transcurren en despachos de Rogelio Ramírez de la O y son para culminar con esa regularización, entregar incrementos a tiempo y promover ascensos.
El trabajo es discreto, conciliatorio y, vale la pena señalarlo, con la participación y en beneficio inclusive de grupos disidentes del magisterio y de normalistas solicitantes de plazas.
LEG