México está viviendo un proceso de transición política que inició en 2018 por voluntad popular. El ímpetu de este voto masivo por una nueva alternancia en el poder estuvo motivado por el deseo de retomar el rumbo de una transición inacabada.

Durante las últimas cuatro décadas, todos los esfuerzos políticos se centraron en el derrocamiento del viejo régimen autoritario y represor. La larga data del fraude electoral llevó a la lucha de la izquierda a formar parte del diseño de un entramado institucional confiable que garantizara condiciones de equidad en la contienda, así como la plena representación de la pluralidad ideológica de nuestra nación.

Sin embargo, independientemente de las conquistas alcanzadas y del grado de perfeccionamiento de nuestra democracia procedimental, las transformaciones políticas de la primera alternancia no fueron suficientes para atender los rezagos sociales ni el deterioro económico.

El reclamo de justicia social abrió la oportunidad para que un Gobierno progresista tomara las riendas de nuestro país, con una visión alternativa sobre cómo resolver los grandes problemas nacionales.

A cuatro años de cambios en los ámbitos político, económico y social, es inevitable volver la vista al horizonte para pensar cuál es el rumbo que debe seguir la transición política que vive nuestro país. El objetivo es claro: consolidar las conquistas, profundizar las condiciones de bienestar social y atender los retos más urgentes, como la violencia y la inseguridad.

Con esto en mente, un nutrido grupo de organizaciones ciudadanas me han invitado a una convención nacional, para que pueda expresarles mi perspectiva del rumbo que debemos tomar para dar seguimiento y concretar los objetivos de esta transición política.

Con mucho gusto acepté, porque estoy convencido de que no podemos eludir el sano debate de proyectos. México atraviesa un momento definitorio que demanda propuestas realistas para ahondar en los cambios y atender los reclamos más sentidos de la sociedad que permanecen pendientes.

En este sentido, mi prioridad, cuando pienso en el futuro de México, es la reconciliación. El clima político que vivimos da claras muestras de que no es posible seguir transitando por la vía de la confrontación. Para mí, es necesario recuperar la senda de la construcción de acuerdos y de consensos, y aplicar toda nuestra capacidad para conciliar posturas diversas, anteponiendo la prosperidad de la patria.

Para poder materializar este proyecto se ha desarrollado un documento, elaborado en forma colectiva, para robustecerlo y nutrirlo, el cual contiene una propuesta de reconciliación para nuestro país.

El Plan de Reconciliación Nacional es un programa que contempla las principales acciones que consideramos pueden conducir hacia un mejor futuro para la república, por lo que quiero aprovechar el ejercicio ciudadano del próximo 19 de noviembre para darlo a conocer y que más personas puedan sumarse a su construcción.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

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