No basta con preocuparse, hay que ocuparse y, pésele a quien le pese, eso hemos hecho en el Sindicato Nacional Minero Metalúrgico FRENTE; hace unos días concluimos con éxito la décima edición de nuestro Simposium de Seguridad, De FRENTE al Futuro. Sin duda, es un evento sin precedentes que nos llena de orgullo y responsabilidad.

Nosotros no somos una fachada ni unos impostores, somos un sindicato conformado por verdaderos mineros donde, desde el principio, pusimos la seguridad como prioridad, fue así que al año de nuestra fundación, en noviembre de 2011, realizamos el primer simposio: Una Cruzada por la Seguridad-Fieles a la Vida.

Nos criticaron, señalaron y hablaron de nosotros hasta que se cansaron. Nos tacharon de sindicato blanco por sentarnos a platicar con las empresas y buscar estrategias que llevaran a la mejora constante de las condiciones de seguridad para preservar la vida de los compañeros.

En el FRENTE entendimos que la seguridad no es responsabilidad exclusiva de las empresas, sino que se comparte con los trabajadores y sindicato, ya que somos los que trabajamos en las minas, los que podemos detectar alguna falla, los que debemos denunciar cualquier imprevisto y entonces, entre todos buscar una solución.

Hoy, siguiendo nuestro ejemplo, algunos sindicatos apenas empiezan a voltear a ver la seguridad, el FRENTE les lleva una década de ventaja, de cualquier manera celebramos que estén poniendo atención en la vida de sus agremiados, ya era hora.

A nosotros nos tocó vivir de cerca Pasta de Conchos, nos enteramos de cómo un vividor, sin ética y que no es minero, cobró en lo oscurito contratos millonarios para permitir el ingreso de los compañeros sin las mínimas condiciones de seguridad en la mina, ese fue Napoleón Gómez Urrutia. Pasta de Conchos no debió ocurrir. Nos cansamos de que Napillo le pusiera precio a nuestra vida, que cobrara cheques a cambio de nuestra seguridad.

No es la única vez que Napillo lucra y juega con la vida de los mineros; su reciente alianza con Ocampo Mining de Grupo Carso, ya dejó una muerte, fue en julio pasado por falta de mantenimiento de la maquinaria: una compañera perdió la vida en la mina de Tayahua. La empresa violando la libertad sindical impuso al sindicato de Gómez Urrutia y por más de cuatro años han dejado de lado las inspecciones de seguridad, además de las revisiones salariales y contractuales.

Los focos rojos se debieron encender en esa mina, pero no fue así, la opacidad de las autoridades en este caso y el contubernio entre Ocampo Mining y Napillo se consolidó poniendo en riesgo a los trabajadores.

Tras un amañado proceso, lleno de irregularidades, engaños y tranzas, Gómez Urrutia y Ocampo Mining, violando la libertad sindical se apoderaron de la titularidad del contrato colectivo de trabajo de Tayahua. De los mil 300 trabajadores que hay en la mina, poco más de 600 ejercieron su voto entre amenazas de perder el empleo si no era en favor de Napillo, mientras que 50% más no pudo votar al engañarlos que no tenían derecho al voto por no llevar más de dos años trabajando en la mina.

Impugnaremos la votación y avanzaremos por la vía legal, pero más allá de eso, seguiremos acompañando a los trabajadores de Tayahua, a los valientes que votaron por nosotros y a todos los que se sumen a la lucha. Porque les debe quedar claro, los mineros trabajamos para ganarnos la vida, no para perderla.

 

    @CarlosPavonC