HÉCTOR BONILLA
Foto: Especial / "Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio, no queda nada", reza su epitafio escrito por él mismo  

Con un Lobby del Palacio de Bellas Artes inundado de olor a nardos, las cenizas del primer actor, Héctor Bonilla fueron recibidas por más de un minuto de aplausos de los asistentes al homenaje póstumo.

La primera en tomar la palabra fue la Secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro, quien a título personal y del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio el pésame a la familia Bonilla Álvarez.

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“Fue un histrión inmenso y un ciudadano ejemplar, un hombre que tenía una gran sentido del humor que plasmó hasta en su epitafio: “El que me vio, me vio. La función ya se acabó”, dijo la funcionaria.

Posteriormente, su familia tomó la palabra en homenaje a una de las figuras más destacadas dentro del cine, la televisión y el teatro en México. “Durante cuatro años y cuatro días pensaba con temor que este día llegaría y llegó, hoy estoy aquí rodeada de amigos entrañables, nuestros hijos, nuestros nietos. Gracias por todo Héctor, pero principalmente gracias por estos cuatro años más que estuviste con nosotros”, dijo su esposa, Sofía Álvarez.

Entre la viuda y sus hijos procedieron a leer un documento en el que contaron datos curiosos de la vida del protagonista de la cinta Un padre no tan padre.

“Queremos platicarles algunas cosas sobre Héctor, en todos lados se dice que nació en Tetela de Ocampo, Puebla, el que nació ahí fue su padre, Rodolfo Bonilla, un hombre férreo que llegó descalzo a la ciudad sin saber usar un teléfono, pero Héctor como la torta de tamal era orgullosamente chilango, tanto que en 2019 fue declarado como patrimonio vivo de la ciudad”, dijeron con humor.

También hablaron sobre el gusto del intérprete por los deportes y su posible futuro que hubiera tenido como jugador de futbol americano en los Pumas y de su costumbre que tenía de nombrar a sus perros como sus personajes: “Freud fue uno de ellos, hasta Bengala, en alusión a Bengalas en el cielo, nombre original del guión de Rojo amanecer”.

“Su amor por los pumas y los colores azul y oro persistieron toda su vida, tanto que lo cremamos con el pants de su equipo y sin maquillaje”, dijo su hijo Sergio Bonilla.

También mencionaron su responsabilidad política y el cargo público que desempeñó en el que no cobró un solo peso, y su afinidad por el actual gobierno.

Por otro lado, uno de sus grandes amigos, el actor Damián Bichir recordó al intérprete desde su relación por el teatro, su paso por Rojo amanecer y la amistad que siempre los mantuvo unidos.

“Gracias por todo, querido Héctor, te esperan tus amigos del alma, tu amado padre. Siempre he creído que todos nos encontraremos en una gran fiesta; te veo pronto”, se despidió Bichir.

El actor Sergio Corona reconoció la admiración que le tenía a Bonilla y recordó las veces que trabajaron juntos.

Por su parte, Damián Alcazar tomó la palabra y dijo: “Yo lo conocí en la primera película que protagonicé, me dijo que él era famoso pero tú eres el protagonista. Ahí me di cuenta que estaba frente a un hombre bondadoso”, dijo el actor.

Con guardias montadas por los asistentes, se despidió el homenaje ambientado por el coro de Bellas Artes y posteriormente música de mariachis.

“Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio, no queda nada”, reza su epitafio escrito por él mismo.

CITA:

“Héctor como la torta de tamal era orgullosamente chilango, tanto que en 2019 fue declarado como patrimonio vivo de la ciudad”
Sergio Bonilla / hijo del actor

EPITAFIO DE HÉCTOR BONILLA

“Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio, no queda nada”, reza su epitafio escrito por él mismo.

 

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