MÉXICO
Foto: AFP / Con la eliminación se fueron los sueños del quinto partido, una gloria bastante escurridiza para la banda nacional  

México tiene la patente vitalicia del verbo “hubiera’’.

¡Qué otro gallo nos cantaría si hubiéramos votado por otro candidato, qué estaríamos en cuartos de final en el mundial si el entrenador hubiera jugado de tal manera o hubiera llevado a tal en lugar de tal!

El “hubiera’’ no existe, es una frase conocida.

No existirá para el resto del mundo, porque para México, es incluso una forma de vida.

La justificación de todo mal: no habría tantos muertos si no “hubiera’’ habido fraude en el 2006; no habríamos perdido la calificación aeroportuaria si “hubiera’’ alguien que le entienda al tema del ordenamiento del espacio aéreo.

No habríamos hecho el papelón en Qatar si México hubiera seguido jugando en la Copa Libertadores.

Con la eliminación de la representación nacional en el campeonato mundial de futbol, nuestro deporte nacional dio un salto para atrás de 40 años.

Quizá a tono con el salto para atrás que el país dio también en materia política.

Con la eliminación se fueron los sueños del quinto partido, una gloria bastante escurridiza para la banda nacional.

Se fue el entusiasmo de los miles de mexicanos que hicieron el viaje a Qatar.

Pero quizá lo más importante para los 26 jugadores que (mal) representaron a México es que se esfumaron sus sueños de gloria.

Algunos ya se veían triunfando en el mundial, seguidos por los visores de los grandes equipos europeos según les contaron sus representantes.

¿Qué seguía después de un mundial exitoso?

Ganar en dólares o euros en lugar de pesos; los comerciales anunciando desde pañales hasta bebidas energéticas.

Los grandes contratos de publicidad con las marcas deportivas; las invitaciones a las revistas mañaneras en la televisión para narrar su odisea.

Las fotos con la modelo o una conductora de moda; la aparición en programas de comedia para demostrar que, ídolo y todo, es buena onda.

Los reportajes en prensa y televisión; el romance inventado con la actriz de la novela de las 9 de la noche para elevar su cotización en el invernal mercado de piernas.

Ya no ocurrirá.

Como sucede en las tragicomedias, algunos seleccionados llegarán de noche, rogando a Dios no ser reconocidos por los pasajeros del avión y que no haya la molesta prensa a la salida internacional.

¿Qué más se puede decir después de lo que se vio por televisión en todo el planeta? Qué ganas de joder de los medios.

Otra cosa hubiera sido -conste que yo lo dije- si hubieran llegado al quinto partido, aunque lo perdieran; esa es la vara que cada cuatro años nos impone la historia.

Tumultos para recibir a los héroes, o al héroe, al que paró un penal, al que metió dos goles, al que se rompió el tendón de Aquiles por salvar un gol, a los héroes que nos dieron patria para presumir.

El Lusail registró una asistencia de 85 mil personas en números cerrados; la mayoría era población árabe, iraquí, iraní, catarí, que se hicieron uno para apoyar al equipo de Arabia Saudita.

Son menos ruidosos que los mexicanos, pero también se apasionan con sus jugadores.

Perdieron el partido 2 goles por 1 y aún así, sabiendo que estaban descalificados, festejaron su único gol como si éste les valiera el torneo.

Los mexicanos ya sabíamos a lo que íbamos; aun así, esperábamos un milagro que casi ocurría.

Tan acostumbrados estamos a los desencantos que uno más no hizo mella en el ánimo colectivo; pero seguimos confiando.

Ahora que el argentino Gerardo “el Tata’’ Martino no es más el seleccionador nacional, bien valdría hacer un casting para elegir al sucesor.

Ojo, no se vale que la afición incluya a Juan Diego, ni a San Judas Tadeo, ni que Monreal proponga al Santo Niño de Atocha.

Porque una cosa es desear un milagro y otra pedirle a los santos que se calcen los botines y se pongan un pants verde para satisfacer a un país al que le urge cree en algo que lo unifique.

Solo la selección de futbol y las tragedias naturales nos hacen parecer un solo país.
Así no se puede.

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Ha sido un privilegio redactar desde la visión de un aficionado algunas reflexiones sobre este torneo de futbol.
No se trató de un análisis técnico-táctico ni quisimos ahondar en los temas coyunturales de la región.
Ya hubo mucha información previa.

Nos leemos en breve en la Divisa del Poder.

Y si, fue una catarsis.

LEG