Cerca, ya mérito, por poquito… a nada se quedó la Selección Mexicana de pasar a octavos.
Los seleccionados llegaron a jugarse todo en un partido, a romper la sequía goleadora y a esperar que la matemática futbolística fuera favorable.
Pasaron 45 minutos y la agonía se prolongaba, pero en el complemento la alegría de gritar un gol apareció.
Después un tanto más y el júbilo apareció en la cancha, en las gradas, en las plazas, casas, negocios, oficinas y escuelas donde millones veían el juego.
El juego ante Francia en la siguiente ronda parecía más probable e incluso Argentina abrió más esa puerta, porque estaba venciendo a Polonia 2-0.
Vinieron los cambios, el vendaval tricolor arreció, pero se topó con dos goles cantados en fuera de lugar.
Aún así la afición alentó y lo hizo hasta el último minuto, cuando un gol de Arabia frenó cualquier aspiración: México estaba eliminado de Qatar.
Un fracaso para el balompié azteca y un triunfo para los seguidores, que mundial tras mundial portan la playera, ellos sí con orgullo, siguen las transmisiones, viajan miles de kilómetros y hacen hasta lo imposible para demostrar su pasión por un equipo que sigue jugando, y muy bien, con el ya mérito, por poquito…
LEG