Todxs conocemos la historia del niño de madera que quiere ser uno de verdad. ¿Pero qué pasa cuando este fue hecho para reemplazar a un ser humano que existió, en lugar de uno que nace de la nada?
De la mano de Guillermo del Toro, la fábula de Pinocho, hecha famosa por Disney, resucita gracias a un elemento clave: el duelo. ¿Qué significan la vida y la muerte? ¿Por qué la muerte de alguien puede partir a una persona?
Sustituir a alguien, a fin de cuentas, no tiene sentido. Podemos intentarlo, mas esa persona nunca podrá ocupar su lugar. Aunque estas fueran hechas para hacernos felices o tuvieran exactamente la misma personalidad y características de un ser querido, el conjunto de vivencias, relación e historia compartida con la otra parte es irremplazable. Lo que sí puede ocurrir es un renacer de sentimientos viejos o por lo menos hacer la vida más ligera tras una tragedia.
De eso y más habla Del Toro con Pinocho. En constantes ocasiones, Gepetto, nuestro protagonista, hace alusión a Carlo, una figura indispensable en su vida que ya no está con él. Durante el viaje de la cinta, descubre una nueva intención a su existir. Amar de nuevo, después de todo, no viene de buscar el mismo tipo de relación con otra gente, si no de formar nuevos vínculos.
Es como en la vida. Una nueva pareja no será como la anterior. Sin embargo, la táctica del “clavo que saca a otro clavo” es clásica cuando se trata de querer superar una ruptura amorosa.
Lo mismo ocurre con esta fantasía. Por supuesto, siendo nuestro director tapatío, también hay una cuestión bizarra sobre darle emociones y humanidad a una marioneta de una forma exagerada. No llega a los extremos de La Forma del Agua, mas sí remite a la curiosidad, el cómo lo realmente relevante es el interior.
Tal mensaje se acentúa con los humanos monstruosos y los monstruos humanos, otro discurso clásico caso de las cintas de Del Toro. Muchas personas prefieren morir antes que ser vulnerables o tratar de ser felices si eso va en contra de lo establecido por el régimen político o social o si implica culpa.
Pero al final, la vida y la muerte van de la mano. Todo muere y todo nace. Es mejor morir en paz a, por negarse a disfrutar, estar muerto en vida. Con tales ideas, Pinocho se reinventa para afrontar el duelo y, de esa forma, saber el verdadero significado de nuestra existencia.
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