Para apoyar la revegetación y reducción de la cantidad de residuos de construcción, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) capitalina y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollan suelos artificiales.
A través del programa Basura Cero, la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Dgcorenadr) e investigadoras de la UNAM desarrollan suelos artificiales a base de residuos de construcción y demolición para contribuir al reciclaje y a la economía circular.
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Los tecnosuelos, como se les conoce también a los suelos artificiales, están compuestos de materiales orgánicos e inorgánicos y su función es la de emular a los suelos naturales como alternativa para producción agrícola y forestal, almacenamiento de agua, regulación de temperatura y recarga de acuíferos, así como rehabilitar parques urbanos, camellos y superficies desgastadas.
Tan sólo en la Ciudad de México los residuos de construcción y demolición alcanzan las 14 mil toneladas diarias, lo cual genera un problema de adecuado manejo, por lo cual estos suelos apoyan con el cuidado del medio ambiente en reducir la extracción de tierra negra y otros sustratos de las zonas de conservación, aunado a que revalorizan el cascajo, producto de residuos de construcción y demolición generada por el entorno citadino, explicó Lucy Mora, académica del Instituto de Geología de la UNAM.
Agregó que “en el contexto de la economía circular, los tecnosuelos aprovechan estos desechos que, en apariencia, no tienen otro uso, entonces aquí los reutilizamos y los incorporamos nuevamente a un ciclo biológico al permitir el crecimiento de las plantas”.
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Lo anterior se da a través de un experimento para probar el cultivo de árboles de uso urbano en diferentes mezclas de tecnosuelos, integrados por residuos de concretos, composta y residuos de madera en proporciones diversas en el vivero de San Luis Tlaxialtemalco, compartido por la Dgcorenadr.
Algunas de las mezclas cuentan con fertilización y otras no, en tanto que las especies de árboles utilizadas para el experimento son: falsa orquídea o pata de vaca, níspero, fresno, ahuejote y pino.
Hasta el momento, los ejemplares de ahuejote y níspero han mostrado una mejor adaptación a los tecnosuelos, incluso compite adecuadamente ante ejemplares de la misma especie plantados en un sustrato llamado peat moss, muy utilizado en producción agrícola y forestal.
La utilización de los tecnosoles es importante porque sirven “para la protección del recurso suelo, principalmente evitando el saqueo de suelo de zonas de conservación”, además de mitigar la disposición inadecuada de los residuos de la construcción, destacó Thalita Abbruzzini, integrante del equipo de académicas del Instituto de Geología de la UNAM.