Más de 5 millones de personas desbordaron la avenida 9 de julio en Buenos Aires con el objetivo de vitorear, agradecer y observar a los campeones del mundo. Messi y compañía iniciaron su recorrido rumbo al obelisco a bordo de un autobús.
Sin embargo, la masa, esa gran hinchada que los esperaba desde el lunes pasado, se convirtió en un muro infranqueable que frenó el paseillo del equipo campeón.
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Al cabo de casi cinco horas de recorrido en un autobús descapotable que se movía prácticamente lentamente, los jugadores renunciaron a proseguir por tierra su trayecto que había comenzado en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) en Ezeiza, periferia de Buenos Aires.
Y entonces se cambió la estrategia y abandonaron el bus para abordar helicópteros, y desde las alturas, compartir su alegría con más de 5 millones de personas, de todas las edades, que colmaban esa zona de la capital argentina.
“Los Campeones del Mundo están sobrevolando todo el recorrido en helicópteros porque se hizo imposible seguir por tierra ante la explosión de alegría popular. Sigamos celebrando en paz y mostrándoles nuestro amor y admiración”, anunció Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia, en su cuenta Twitter.
Apenas se supo que venían en helicóptero, miles de personas que esperaban en el centro de Buenos Aires corrieron hacia la Plaza de Mayo pensando que aterrizarían allí para asomarse desde el balcón de la Casa Rosada, sede de la presidencia, como hicieron en el pasado los campeones de México-1986 y de Argentina-1978.
Pero el recorrido finalmente fue sólo aéreo. Al final de la tarde, Messi y Ángel Di María volaron en un avión privado a Rosario, su ciudad de origen, junto con Paulo Dybala.
Aunque la gente mostró una cierta decepción de que los jugadores no entrasen a Buenos Aires, igualmente continuó el festejo en las calles durante un tiempo más y luego la mayoría comenzó a retirarse del centro.
Testimonios
-“Me hubiera gustado que terminara de otra forma. Se subestimó lo que podía pasar. Solo una persona que no conoce lo que es el fútbol para el pueblo argentino podía llegar a pensar que esto no estaba dentro de lo posible. Me parece que si se hubiera organizado mejor se podría haber hecho de otra forma”, se lamentó Román García, empleado administrativo de 38 años.
-“Estoy muy contenta de que la selección haya ganado. Es muy importante para nuestro país. Más allá de los malos momentos, es un año que vamos a empezar con la victoria de Argentina y eso nos hace sentir bien”, aseguró arta Acosta, de 35 años.
-“Llevamos ya varios años de mucha crisis económica, esto es un aire y un empuje también. Ver a Argentina ganar un Mundial siendo yo tan joven es una bendición”, dijo a la AFP Lautaro Rodríguez, de 21 años.
-“Acá nos quedamos. Están lejos, pero si esperamos 36 años para volver a ganar la Copa podemos aguantar las horas que haga falta para verlos”, detalló Cecilia Mateo, que llegó a la Plaza de Mayo con su esposo y sus hijas de 11 y 13 años desde Florencio Varela, en la periferia sur.
Con información de agencias
LEG