Foto: Cortesía | Jugadores que marcaron época y cuya identidad se encuentra, para siempre, ligada con mayúsculas.
Foto: Cortesía | Jugadores que marcaron época y cuya identidad se encuentra, para siempre, ligada con mayúsculas.  

Con motivo de la celebración del presente Mundial de Fútbol, esta vez en Qatar, parece que es una buena ocasión para repasar algunos de los nombres propios de la historia de este evento futbolístico que atrae las miradas del mundo entero. Jugadores que marcaron época y cuya identidad se encuentra, para siempre, ligada con mayúsculas a uno de los mayores acontecimientos deportivos que existen.

El francés Zinedine Zidane ha representado, en la historia de este deporte, el paradigma de clase técnica. En su primera participación en un Mundial, en 1998, en el que su país era organizador, contribuyó con dos goles en la final, frente a Brasil, y aupó a su selección al título de Campeona del Mundo. Poco pudo hacer en la edición de 2002, cuando los galos no pasaron de la fase de grupos. Sin embargo, en 2006 marcó 3 goles que ayudaron a su equipo a llegar a la gran final, contra Italia, que perdieron en los penaltis. Desgraciadamente, aquella actuación se vio empañada por su altercado con el jugador italiano Materazzi, con aquel cabezazo que pasará a la historia de los mundiales. A pesar de la derrota y de este episodio, Zidane fue nombrado Balón de Oro de aquella edición, un broche excelente en la carrera de uno de los mejores de la historia.

Aquel Mundial tan discreto para Francia, el del 2002, fue, en cambio, uno de los grandes momentos para Ronaldo Nazário, donde se alzó con el Balón de Plata y el Botín de Oro. Para muchos, fue el verdadero renacer de una estrella que, pese a su enorme talento, no había podido brillar lo suficiente en un Mundial, en parte debido a graves lesiones y temas de salud. Fueron 8 los goles que marcó en aquella edición, dos de ellos en la final frente a Alemania que les otorgó el preciado título. Sumados a los 4 goles de Mundial de 1998 y a los 3 de 2006, son 15 las ocasiones en las que este astro perforó la portería contraria en estos espectáculos futbolísticos. Es, por detrás de Klose, hasta la fecha, el mayor goleador en los mundiales.

El Rey Pelé es otro de los brasileños que han marcado la historia de los mundiales. Pelé conquistó 3 de las ediciones, las de 1958, 1963 y 1970, marcando un hito que no ha conseguido superarse. Anotó 12 goles en 14 partidos y su aportación al equipo carioca fue clave para alzarse con los títulos mundialistas. Su leyenda empezó pronto, pues debutó con 17 años en Suecia 1958, marcando 2 goles en sus 2 primeros partidos. Pero, además de las estadísticas, hay que destacar su espectacular juego y sus aportaciones decisivas, como su histórico remate de cabeza ante Italia en México 1970, que entrego el título mundial a su selección y su tercero a nivel personal.

Diego Armando Maradona es, para muchos, el mejor jugador de la historia del fútbol, con perdón de Pelé. Su actuación en el Mundial de 1986, que le dio la victoria final a Argentina, pasará a la historia, entre muchas otras de sus hazañas personales. En su partido, emocional, sin duda, contra Inglaterra, marcó los dos goles que certificaron su clasificación: “La mano de Dios” y “El Gol del Siglo”. Su leyenda se acrecentó en aquellos días y su legado se tornó, casi, inigualable. En la actualidad, Messi lleva el peso del equipo y su figura propicia que sea favorito en los principales portales de pronósticos de cara a los próximos enfrentamientos en esta, la máxima expresión del fútbol internacional.

La selección de Alemania Occidental de la década de los 70 le debe mucho a Franz Beckenbauer. El “Kaiser” lideró a los germanos a la consecución del Mundial de 1974, como antes lo había hecho con la Eurocopa de 1972. Antes del triunfo de 1974, aderezado por un implacable duelo en la final con el holandés Cruyff, ya había dado señales de su gran talento y su importante papel en el equipo en su debut en Inglaterra 1966, donde marcaría 4 tantos que iban a empujar a su selección hasta la final contra Inglaterra, que no pudieron ganar, dejando al jugador un sabor amargo del que tardaría unos años en desprenderse. Tampoco pudo ser en 1970, en México, al caer ante Italia en semifinales, con una gesta de leyenda tras lesionarse el hombro y continuar el partido. Pero la historia le dio a este extraordinario atleta su lugar y es, hoy, recordado como el excepcional jugador a todos los niveles que un equipo quiere tener en sus filas.