Cercado por una maraña de puestos semifijos de ropa, Sergio Delgado Delgado teje a mano, en su local, una réplica del suéter que Marilyn Monroe usó en una de sus últimas sesiones fotográficas en las playas de Santa Mónica, en California.
“Mi papá se lo vendió”, responde desde el fondo de su local, en el corazón de Chiconcuac, cuando se le pregunta si ahí le vendieron la prenda a la actriz que se convirtió en un ícono del glamour y la belleza holliwodense, mientras elabora una réplica de aquella pieza.
Sobre su mesa hay una libreta con apuntes a mano: es el manual para elaborar el suéter 100% de lana, con la misma figura del que compró la diva.
Ingeniero de profesión, Sergio es un orgulloso artesano de Chiconcuac, quien encabeza un taller de 20 familias y es el heredero de un pedacito de la historia de Hollywood poco conocida.
PIEZA DE SUBASTAS
A la muerte de Marilyn, el suéter de lana se subastó en la casa Christie’s en 167 mil 500 dólares, el costo de la prenda en la tienda que ahora encabeza Sergio Delgado fue de 130 pesos, según le platicó su padre, Pedro Delgado.
Actualmente teje uno igual al de las fotos.
—Las próximas cuatro piezas que haga ya están vendidas, explica y no deja de tejer los hilos de lana de borrego.
—¿Y cuánto cuestan?, se le pregunta.
—Tres mil 500 pesos, responde.
Sentado frente al manual, da forma a una manga de la prenda ya encargada. Detiene unos segundos el tejido y señala a las fotos en los muros.
Las imágenes en la pared son recortes de periódico o copias de aquella sesión de fotos de George Barris con la actriz caminando en la playa… pero hay una más, en donde aparece Pedro Delgado, padre de Sergio, al lado de Charlton Heston, tomada en 1959, cuando la película Ben Hur, que le dio el Oscar se proyectaba, y una más con el actor probándose un jorongo.
Al lado de una de las fotos de la rubia hay una más de Paul Michael Glaser, portando uno de esos suéteres de Chiconcuac, al lado de David Soul, en un cartel de Starsky & Hutch, una serie policiaca de los 70.
En una mesa del local se encuentra extendida la parte trasera y el frente del suéter que Sergio elabora, el artesano recuerda el encuentro de su padre con la rubia estadounidense.
“Mi papá hablaba inglés y pudo platicar un poco con Marilyn“, comenta Sergio, mientras recuerda que allá por 1962, cuando tuvo aquella visita, las casas eran de adove y el camino era, en parte, de terracería.
“Dice que vio a una persona muy hermosa que llegó con dos guardaespaldas y otra mujer, que al parecer era su dama de compañía. Afuera del taller había dos jóvenes observando a los compradores”, recuerda.
Después de la visita de la diva, desfilaron por su tienda una serie de figuras del cine y la cultura como Pedro Infante o Diego Rivera…
ARTE “SITIADO”
Para llegar al local de Sergio Delgado hay que sortear decenas de puestos de ropa.
En la calle Hidalgo del centro histórico de Chiconcuac, que fue famoso por sus suéteres y cobijas de lana, el visitante se topa con un tianguis en donde prevalece la ropa de ínfima calidad: truzas de naylon a cuatro piezas por 100 pesos, pantalones de 100, cobertores de 320, pijamas de 130… hay una oferta de pantalones “Levis” en 299 pesos cada uno… sudaderas Champion a 350, y así, un rosario de ofertas de ropa supuestamente originales.
A diferencia de otros tiempos, ahora es difícil encontrar las prendas que hicieron famoso a Chiconcuac, suéteres, sarapes, cobijas… pero aún sobreviven en uno que otro rincón de este municipio vecino de Texcoco y, en la ruta, también de las pirámides de Teotihuacán.
CITA
“Mi papá hablaba inglés y pudo platicar un poco con Marilyn(…) Dice que vio a una persona muy hermosa que llegó con dos guardaespaldas y otra mujer, que al parecer era su dama de compañía”
Sergio Delgado Delgado
Vendedor de Chiconcuac
LEG