BRASIL
Foto: AFP / Simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro son desalojados de sus campamentos, detenidos y trasladados en autobuses por fuerzas policiales a la sede de la Policía Federal para comprobar su participación  

Los campamentos de simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que se encontraban desde hace dos meses a las afueras de los cuarteles del Ejército, fueron desmantelados tras el intento de toma de las sedes de los tres poderes en Brasil.

Los ciudadanos exigían una intervención militar para impedir el regreso de Lula al poder, pero después de los disturbios, un juez de la Corte Suprema ordenó que fueran desalojados, donde al menos mil 200 bolsonaristas fueron arrestados, según medios brasileños.

TE PUEDE INTERESAR: Lula obtiene respaldo para condenar a vándalos que atacaron Brasilia

Cientos de policías y militares fueron desplegados este lunes en diferentes puntos del país, como Brasilia, Río y Sao Paulo, para desmantelar estructuras similares. En la orden se exigía desocupar totalmente “en 24 horas” las acampadas. Desde la Corte Suprema también se resolvió la suspensión por 90 días del gobernador del Distrito Federal de Brasilia, Ibaneis Rocha, mientras se investiga su responsabilidad.

Hasta este lunes se había detenido a unas mil 500 personas, informó Flavio Dino, ministro de Justicia y Seguridad, al sumar a las 300 personas en los disturbios, mientras que la mayoría se encontraba en dichos campamentos.

RETOMAN CONTROL

Al mismo tiempo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, reunió a los poderes públicos tras la invasión el domingo de edificios oficiales. Los titulares, encabezados por Lula, cerraron filas contra los actos de vandalismo ocurridos el domingo, cuando miles de simpatizantes del expresidente de extrema derecha asaltaron las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema.

En una inusual declaración conjunta, publicada en el Twitter de Lula, los jefes del Senado, la Cámara de Diputados y del Supremo Tribunal Federal rechazaron los “actos terroristas, de vandalismo, criminales y golpistas” en la capital. “Convocamos a la sociedad a mantener la serenidad, en defensa de la paz y la democracia”, afirmaron.

Los responsables se reunieron en el Palacio de Planalto, donde Lula reanudó sus actividades pese a que el predio fue uno de los sitios vandalizados, con ventanas rotas y oficinas destrozadas. Este ataque recordó lo sucedido en el Capitolio en Washington hace dos años, llevados a cabo por simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump, aliado de Bolsonaro.

Mientras tanto, la esposa de Bolsonaro, Michelle, informó a través de redes sociales que el exmandatario fue internado por dolores abdominales en una clínica en Orlando, Florida, en Estados Unidos, horas después de la violencia en Brasil.

Las condenas internacionales

Numerosos países condenaron los actos de simpatizantes de Bolsonaro al Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial, que algunos consideran un “intento de golpe de Estado fascista”. Todos expresaron su apoyo a Lula da Silva.

En el caso de China, el portavoz de la cancillería, Wang Wenbin, declaró que se oponen firmemente al ataque violento. Mientras que el Kremlin condenó “de la manera más firme las acciones de los instigadores”, y afirmó apoyar “plenamente al presidente brasileño”.

El papa Francisco, desde el Vaticano, lamentó “las tensiones” y “violencias” en varios países en crisis políticas, entre ellas, Brasil.

Argentina, Estados Unidos, la Unión Europea, México, Colombia, Venezuela, Chile, Cuba, Bolivia, España, Francia, Italia, Alemania, entre otros, hicieron lo propio desde el domingo pasado.

LEG