José Ureña
 

En el Gobierno y su partido hay preocupación por Coahuila.

En las elecciones de junio próximo, convienen en sus análisis, la competencia será cerrada aunque en el frente oficialista vayan partidos paleros.

En el Estado de México la apuesta está en utilizar el aparato público y los programas sociales para aupar a Delfina Gómez.

En apoyo suyo, está previsto, acudirán funcionarios federales y por supuesto las tres corcholatas: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard.

Ricardo Monreal, quien no se considera y rechaza el término corcholata, también acudirá con frecuencia por dos razones: estuvo en la coordinación de campaña hace seis años y es compañero de Delfina Gómez en el Senado.

Cada uno aportará capital político y, nadie lo dude, también económico.

Aun así, el frente de oposición liderado por Alejandra del Moral tiene mucha fuerza, sus simpatías crecen y estará en la contienda impulsada por estructura priista, tradicionalmente sólida.

ENVIADO PARA PERDER

En Coahuila la situación es distinta.

Allá hay una base tricolor muy organizada e identificada con el seguro candidato Manolo Jiménez, respaldado por la alianza Va por México.

La resistencia del subsecretario Ricardo Mejía a reconocer al elegido desde Palacio Nacional, Armando Guadiana, ha confundido a la militancia guinda.

Persiste en ser candidato, aun contra Morena y el cobijo presidencial proporcionado hasta ahora, porque a juicio de muchos no entendió el mensaje de fondo.

Según éste, Mejía es necesario en su cargo actual y por eso ha trascendido a dos titulares, Alfonso Durazo y Rosa Icela Rodríguez.

Si se va, pierde la oportunidad de ascender al gabinete.

Pero hubo otra razón:

Ante la sólida estructura tricolor, se mandó a alguien sacrificable como el senador Armando Guadiana, quien arrastra dos derrotas seguidas: al Gobierno estatal en 2017 y a la alcaldía de Saltillo en 2021.

EL PODER DE RIQUELME

Otra valoración oficial es el control político del gobernador Miguel Riquelme.

Se le reconoce gran capacidad para labores administrativas, de ahí la dificultad de penetrar en los sectores mayoritarios para acarrearlos hacia Armando Guadiana.

Y menos si Ricardo Mejía encuentra protección de dos partidos satélites del Gobierno federal pero urgidos de votos propios, el Verde y el PT.

Sería un golpe porque dividiría la votación y favorecería a la alianza PRI-PAN-PRD con partidos locales, asociaciones empresariales y organismos sociales y gremiales de Coahuila.

Se le considera un frente con mayor solidez al del estado de México.

Hay otro dato:

La concentración política del estado tradicionalmente se ha manejado desde Palacio de Gobierno, sobre todo en tiempos de los hermanos Humberto y Rubén Moreira.

Hoy estos han perdido influencia, según acontecimientos recientes, a pesar de la pertenencia del gobernador Miguel Ángel Riquelme a su grupo.

A fines de 2022 se renovaron las secciones del SNTE, la 5 y la 38, las cuales en algún tiempo fueron dirigidas por los hermanos Moreira.

En esta ocasión el dirigente nacional Alfonso Cepeda instruyó a abrir el registro a todas las corrientes y, para sorpresa de supervisores del INE y la STPS, perdieron los candidatos moreiristas.

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