Enrique de la Madrid entusiasma a muchos de los que no están de acuerdo con la situación del país. Quien lo ha escuchado -de manera presencial- en una entrevista de radio o televisión, audio, video, a través de redes sociales y en su programa de ADN 40, lo ve como una opción provocadora o simple alternativa para 2024.
Otros muchos, claro está, lo ven como “más de lo mismo” y el representante del conservadurismo.
Fue secretario de Turismo de 2015 a 2018. Sí, es hijo del expresidente Miguel de la Madrid y muchas voces coinciden en que podría aportar al debate inteligente, la discusión que tanto hace falta en nuestro país. Y claro, otros lo descalifican por ser un fifí moralmente derrotado.
Pero eso que provoca es lo que tanto necesitamos: poner en la balanza lo que nos conviene, desde los distintos cristales donde cada quien mira.
Pero con la negociación de Alito Moreno con Marko Cortés se llevó de corbata a personas que mucho podrían aportar: Beatriz Paredes Rangel, Claudia Ruiz Massieu y el propio hijo de doña Paloma. Adiós a las ideas de varios tricolores que trabajan en sus ejidos, colonias rurales, secciones, municipios y estados.
Él en sus análisis de Futuro México y el Mundo reflexiona con sus invitados qué queremos y hacia dónde vamos; cuestiona, apunta, crítica y hasta se enoja. Pero don Alito, defendiendo sus intereses, enterró las aspiraciones de Enrique y de millones que, mínimo, esperaban una competencia.
Esa posibilidad -la de discutir, de utilizar los argumentos y ejemplos- le corresponderá al Partido Acción Nacional. De igual manera, la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México le corresponderá -hablamos del gallo o la gallina claro- a los azules. ¡Pobre país, la competencia está en manos de un exiliado en Estados Unidos y de su empleado!
Se trataba de unir esfuerzos, infraestructuras y de amalgamar visiones de país y proyectos de nación. Pero Alito entregó todo, hasta la mínima dignidad que le quedaba.
Pasará a la historia como el peor presidente del PRI, y eso es decir mucho.
De la Madrid, al igual que muchos priistas, después de enterarse en los medios de las negociaciones de su líder, solamente tienen dos opciones: meter la cabeza como avestruces bajo la tierra o ser testigos silenciosos del entierro tricolor.
Enrique, al igual que muchos mexicanos, ven con desesperanza que los equilibrios de poder se desmoronan y que el lopezobradorismo crecerá por el fenómeno que encarna el Presidente, pero sobre todo por la debilidad opositora que representa el exgobernador de Campeche.
Le comparto, respetado lector, que coincidí ya dos veces en un avión con De la Madrid. La primera vez charlamos por horas de Tijuana a Asia. La segunda, hace unos meses en un trayecto nacional, donde le dije en pocos minutos, que la bronca era de su dirigencia.
Con tristeza para México, tuve razón: el problema es Alito
Con Valor y Con Verdad.– El único gobernador mexicano, en Davos, Suiza, es Samuel García. No pierdan de vista al titular del Ejecutivo de Nuevo León: no se peleó con la 4T y será fundamental en el 24.
*Periodista, editor y radiodifusor
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