Al minimizar la alerta de viaje que emitió Estados Unidos para Cancún, Quintana Roo, por el conflicto que mantienen los taxistas contra conductores de aplicación, el presidente Andrés Manuel López Obrador descartó que vaya a enviar a la Guardia Nacional a mediar el asunto.
“Están exagerando un poquito(…) ya se está resolviendo este caso, pero me llamó mucho la atención que tuvo demasiada difusión”, declaró.
En cambio, atribuyó la disputa a los intereses de “quienes pretenden propagar la idea de que en México hay muchos problemas sin atención”, por lo que pidió a sus adversarios que se serenen, pues ya no son los tiempos de antes.
En conferencia de prensa, el jefe del Ejecutivo expresó que no le preocupa la advertencia emitida por los bloqueos, manifestaciones violentas y agresiones a turistas en el destino por la inconformidad ante la entrada de Uber a la zona.
Asimismo, descartó que exista afectación al turismo internacional que visita Quintana Roo, pues, dijo, hay días en los que el Aeropuerto Internacional de Cancún recibe hasta 700 vuelos de llegada y salida.
Mencionó el mandatario que la terminal aérea está limitando la llegada de vuelos privados debido a la saturación que viven por la cantidad de aviones que aterrizan y despegan todos los días desde Cancún, por lo que ya se construye el Aeropuerto “Felipe Carrillo Puerto”.
López Obrador se dijo confiado en que la gobernadora del estado de Quintana Roo, Mara Lezama, atienda y dé solución a la problemática “nos dijo que aún cuando hay esta confrontación se garantiza que quienes utilizan el aeropuerto puedan entrar y salir. Y que ya están buscando una solución al caso y, repito, tenemos confianza en ella”.
Por último, el Presidente hizo un llamado tanto a los sindicatos de taxistas como a los operadores de Uber del estado para evitar la confrontación y los actos de violencia, pues se tiene que llegar a un arreglo por la vía legal.
Y CHOFERES RECONOCEN TAXIS FALLAS EN SERVICIO
Choferes de taxi reconocieron brindar servicio ineficiente y también acusaron abusos de parte del sindicato “Andrés Quintana Roo”.
Al día, comentó uno de los choferes, deben pagar 450 pesos al concesionario, más los 600 pesos de gasolina, “quedan 200 o 300 pesos”, algo que beneficia al sindicato y a los dueños de las placas, pero no a los trabajadores.
Las unidades suelen ser viejas y estar en mal estado, cobran tarifas a discreción; llevan de dos a tres pasajeros diferentes, niegan el servicio porque el destino es lejos, entre otros, reconoció uno de los operadores entrevistados.
Sin embargo, justificó, todo obedece a que buscan obtener más recursos para conseguir saldar la tarifa impuesta.
LEG