Las refriegas, narcobloqueos, comercios incendiados, vuelos, actividades suspendidas y 29 muertos, entre ellos dos civiles, no fueron las únicas consecuencias tras la detención de Ovidio Guzmán López, líder de una fracción del cártel de Sinaloa, en Jesús María, el pasado 5 de enero, pues hay al menos 20 personas desaparecidas, reportó el colectivo local de rastreadoras, Sabuesos Guerreras.
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“La captura de Ovidio sí tiene relación con la desaparición de las personas, porque el evento fue el día cinco y para el seis y siete, la gente ya no sabía de sus familiares(…) es masivo, entonces ¿qué podemos pensar?”, dijo Isabel Cruz, representante de la organización, en entrevista con 24 HORAS.
Sin embargo, explica que esta cifra no ha sido denunciada ante instancias oficiales o de justicia del estado por miedo a represalias; por ello, el 9 de enero, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, manifestó que no hay reportes de personas sin localizar por el segundo culiacanazo.
No obstante, Cesar Contreras, del Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro Juárez” (Prodh) apuntó que las comisiones de búsqueda tienen la obligación de iniciar, de manera oficiosa, una investigación y la búsqueda de las personas, aunque no haya una acusación formal.
Tan solo en un día, Isabel atendió a cinco familias, por lo que suman 25 personas sin ubicar en la entidad, 20 durante la detención del Ratón, según los datos de Sabuesos Guerreras; en tanto, la Comisión Nacional de Búsqueda apunta que en lo que va del año, solo hay seis personas denunciadas como no localizadas en la entidad.
La rastreadora asegura que no solo tienen miedo a las represalias del crimen organizado, sino del propio Gobierno, “ayer atendí a cinco familias más por teléfono y quieren saber cuáles son los riesgos que corren al denunciar”.
TRAGEDIA REPETIDA
En octubre de 2019, un operativo mal ejecutado provocó que decenas de familias aún busquen a sus seres queridos, denuncia el colectivo Sabuesas Guerreras; cuatro años después, hay madres que todavía clavan palas y escarban la tierra para saber dónde están sus hijos, porque “triste y desgraciadamente, la gente es la que paga los platos rotos”.
Esta práctica es recurrente y se acentúa en cada detención de un capo o en cada enfrentamiento, indicó Isabel.
En términos generales, la Fiscalía del estado ha contabilizado 45 fichas de víctimas de desaparición forzada desde el uno hasta el 16 de enero de 2023, que sumadas a las de las activistas, serían 70 personas sin volver a casa. En tanto, el Centro Prodh, documentó 110 mil civiles sin localizar en el país.
El colectivo Sabuesos Guerreras inició su labor hace seis años, en Sinaloa, con el único objetivo de encontrar a sus familiares desaparecidos. Hoy, lo integran 950 personas que buscan a 800 más no localizados.
NÚMEROS:
EN CARPETAS
6 personas
están desaparecidas desde el 5 de enero, en Sinaloa, según la Comisión Nacional de Búsqueda
15 víctimas
fueron las que registró la CNB como no localizadas, tras el primer culiacanazo, en octubre de 2010
45 fichas
de víctimas de desaparición forzada ha emitido la Fiscalía del estado, hasta el 16 de enero
pasado
CITA:
La captura de Ovidio sí tiene relación con la desaparición de las personas, porque el evento fue el día cinco y para el seis y siete, la gente ya no sabía de sus familiares”
Isabel Cruz
Representante Sabuesas Guerreras
Reacción violenta, una realidad: expertos
Las desapariciones, cobros de piso u otras prácticas violentas ejercidas por células del crímen organizado si bien no podrían catalogarse como habituales tras operativos de captura, sí son un mecanismo para mantener el control territorial y social a través del miedo, aseguró el experto en seguridad y profesor de la UNAM y la Universidad Iberoamericana, Javier Contreras.
Por su parte, César Contreras, del Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro Juárez” (Prodh) indicó que aún cuando ellos no han documentado casos en específico, las desapariciones no son extrañas a la realidad y a los patrones que históricamente se han dado en los contextos de violencia en el país, pues “ha pasado en Coahuila, Nayarit, Veracruz o Guerrero”.
Precisó que las organizaciones locales tratan de documentar que no fueron desapariciones aisladas, “en los episodios graves de violencia, las desapariciones suelen ocurrir y darse de manera coordinada y masiva en operativos y eso también amerita una forma de investigación y de búsqueda”.
APROVECHAN VACÍOS
Cuando capturan a un referente delictivo, las bandas, abundó el académico de la UNAM, aprovechan aquellos lugares donde el Estado no alcanza a llegar por debilitamiento estructural –presupuesto, elementos, capacitación, infiltración o corrupción– para mantener sus operaciones habituales y no perder la plaza.
Sin embargo, excederse en el uso de la fuerza y violencia, explicó, inició cuando proliferaron prácticas militares con el surgimiento de los Zetas, pues varios integrantes pertenecieron a instancias de seguridad pública o nacional.
Por otro lado, dijo, la desaparición forzada es la omisión del Estado para que los grupos criminales desaparezcan personas o incluso se llevan a civiles confundiéndolos con el crimen.
Colectivo encuentra un cuerpo en fosa clandestina
Ayer, otro colectivo en Guaymas, Sonora tuvo “una búsqueda positiva” y localizó en una vivienda del fraccionamiento Valle del Mar, bajo un montículo de tierra, restos humanos.
Sin embargo, la organización no emitió detalles al respecto y pidió a los interesados dirigirse a servicios periciales para más información.
A pesar de ello, los sonorenses solicitaron que mostraran la ropa que localizaron junto con la osamenta “por favor, para identificarla”.
“Yo sé que se tiene que ir a la Fiscalía, pero sí es de mucha ayuda que den más información, como mostrar o decir las características de la ropa. Gracias a Dios y a ustedes una familia tendrá un poco de paz”.
LEG