Estamos en un punto de inflexión en muchas de las economías del mundo que hasta el cierre del año pasado habían enfrentado inflaciones altas, pero que mantenían tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) consistentes con una recuperación tras los peores estragos de la pandemia de Covid-19.
Esto hizo que los bancos centrales tuvieran relativamente fácil la decisión del camino a tomar, incluso aquellos que tienen la función dual de cuidar el poder de compra y procurar el pleno empleo.
Así es que la respuesta a la alta inflación fue un constante incremento del precio del dinero, que se combinó con tasas de crecimiento que parecían no afectarse por tal restricción monetaria. Pero eso se acabó este año.
No va a terminar la discusión si las economías de Estados Unidos y la Unión Europea llegarán al terreno de la recesión o enfrentarán solamente una desaceleración hacia la parte final de este año, pero en cualquier caso, este 2023 no será tan sencillo en materia de decisiones de política monetaria.
Esta semana será importante en materia monetaria, porque muchos de los bancos centrales más influyentes del mundo tienen reuniones de decisión de esas políticas.
Mañana toca el turno a la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), por mucho el banco central más influyente del mundo y que marca la pauta en la toma de decisiones para otros bancos del planeta.
El mercado anticipa casi por consenso que la Fed habrá de elevar 25 puntos base su tasa de interés interbancaria y que podría comunicar su determinación de ser más prudente para decidir nuevos incrementos.
Tienen que ser muy cuidadosos los banqueros centrales de los Estados Unidos con el tono de su mensaje, porque justo llegamos a ese punto en el que pueden chocar las expectativas del mercado con los puntos de vista de los integrantes del Comité de Mercado Abierto del banco central estadounidense.
Ese es uno de los temores de este punto de encuentro de la política monetaria, un mal movimiento puede generar alta volatilidad en los mercados que detone otra clase de problemas, en especial para los mercados emergentes.
El jueves toca el turno al Banco Central Europeo, que no por ser más distante de nosotros deja de ser relevante la decisión que tomen. De la mano con la Europa integrada va el banco central inglés. Y, bueno, para la anécdota de la semana de los bancos centrales, también el banco central de Brasil tomará su decisión de política monetaria.
Todo esto será el marco para llegar a la decisión del Banco de México el jueves de la próxima semana. La Junta de Gobierno deberá tomar una decisión que tiene que ser muy cuidadosa en su monto y en su comunicación.
No puede México desasociarse de la política monetaria estadounidense y debe atender la realidad nacional de que ni la inflación general y mucho menos la subyacente muestran ya una tendencia a la baja.
Lo interesante es que, sea cual sea la decisión que asuman en el Banxico, es un hecho que empezará a no dejar contentos a todos, lo que hace que llegue el momento de mostrar que ese banco es autónomo.
@campossuarez