A un día de su inauguración, apostado en un rincón de la Alameda del Sur en Coyoacán, se erige silencioso el Memorial Colegio Rébsamen.
Algunas personas, las que no llevan prisa cuando van a correr al parque, rumbo a sus trabajos, o al pasear con sus perros e hijos, se acercan curiosas a las estelas de piedra clavadas en la entrada del monumento.
Si iban riendo o hablando, guardan silencio y sólo se dejan oír comentarios por lo bajo: “Aquí es donde están los niños”.
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Con detenimiento, leen la inscripción dorada, en la que se narra la tragedia del sismo del 19 de septiembre de 2017 y su mirada repasa la lista de nombres de los 26 menores y maestras fallecidos tras el derrumbe del Colegio.
Unos pocos, con lentitud, atraviesan el camino de entrada. Se acercan a los pilares de piedra gris, grabados cada uno con el nombre de una víctima, que se alzan desperdigados en el agua de la fuente circular, coronados con flores blancas, en su mayoría rosas, las cuales se marchitan al calor del sol.
Bajo la supervisión de sus papás, dos niñas, que ignoran la razón por la que se construyó el lugar, se pasean y juegan en el borde de la fuente. “Mira, papá, Eduardo, así se llama mi amigo de la escuela”, comenta una de ellas en voz alta, señalando el monolito en honor a Eduardo Díaz Velázquez, víctima de siete años de la tragedia.
“Ya me aburrí, ya vámonos a los juegos”, pide la otra a su mamá, que pensativa se había sentado en los bancos de granito que rodean los pilares.
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Caído de lo alto de uno de ellos, un ramo de flores flota a la deriva en el agua de la fuente, pero a los pocos minutos acuden trabajadores de mantenimiento del parque y se apresuran a levantarlo. “Me dijeron que no dejara que se cayera nada”, murmuró uno de ellos a su compañero.
Los adultos, por su parte, se quedan observando el lugar en silencio, se sientan por unos minutos, se acercan a las torres de piedra, se alejan, abarcan el lugar con la mirada, hasta encontrarse con las letras de metal que forman las frases: “Su memoria perdurará en el tiempo” y “El mundo es mejor porque ellos estuvieron aquí”. Finalmente, continúan su camino.
LDAV