¡Cuatro por ciento de depreciación del peso frente al dólar tan solo durante el fin de semana! ¿Qué estarán viendo los mercados en México que tanto les espantó?
La verdad es que nada. No hay en este momento cambios en ninguna de las señales que reciben por parte de la economía mexicana que lleve a los tenedores de pesos mexicanos a venderlos y preferir tener dólares de los Estados Unidos.
Como tampoco vieron nada extraordinariamente positivo en las acciones del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para propiciar una cotización de 18.50 pesos por dólar como estaban hasta la semana pasada.
Claro que el tipo de cambio puede cambiar rápidamente ante un hecho relevante interno, pero por ahora la moneda mexicana, como una de las divisas emergentes más operadas del mundo, responde a las señales de la economía de los Estados Unidos.
La semana pasada tuvo dos claros ejemplos de cómo la volatilidad cambiaria tiene mucho que ver con las noticias financieras estadounidenses y prácticamente nada que ver con el triunfalismo gubernamental de las mañaneras.
La Reserva Federal (Fed) decidió incrementar el miércoles pasado su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto hasta un rango del 4.50% al 4.75%. El mensaje fue de mayor prudencia ante futuros incrementos por la baja que se nota en la inflación estadounidense.
Si se anticipan premios menores en los Estados Unidos, entonces se vuelven atractivos los rendimientos de otros mercados como el mexicano. Ahí vimos el peso de vuelta a los 18.50 por dólar.
Pero al cierre de la semana pasada llegó el dato de la creación de empleos en ese país y los 517 mil puestos de trabajo creados en enero superaron por mucho las previsiones de los analistas. Esto adelanta que esa economía estadounidense no está tan débil como se pensaba y eso le regresó el atractivo a las inversiones locales, con lo que el peso se depreció hasta los actuales niveles arriba de los 19.20 por dólar.
Lo que tiene entonces Estados Unidos es un escenario de una inflación que sí ha mostrado una despresurización y con una economía que se muestra resistente a las decisiones restrictivas de política monetaria. Esto eleva la confianza de los inversionistas en ese mercado y por lo tanto deciden regresar a la compra de dólares.
Nadie castiga al peso ni a México por vender los pesos para comprar dólares, son movimientos normales de mercado. Y si así lo debemos entender, no hay tampoco razón para dejarnos engañar con el discurso de la fortaleza del peso derivado de la conducción económica y política del actual régimen. Nada más alejado de la realidad.
Seguramente esta semana el Banco de México tendrá que responder a los altos niveles de inflación y a la decisión de política monetaria de la Fed con un aumento de no menos de un cuarto de punto y un mensaje restrictivo hacia adelante.
Es un hecho que podemos descontar desde ahora que en la medida en que durante los siguientes meses puedan eventualmente neutralizarse las políticas monetarias el peso se va a depreciar frente al dólar por razones de mercado. Y si eso ocurre, seguro que por las mañanas no volveremos a escuchar ni pío del mercado cambiario.
@campossuarez