La respuesta de la población en el primer día de operación del centro de acopio que instaló el Gobierno de la Ciudad en el Zócalo fue inmediata.
El horario para recibir donaciones que se enviarán a Turquía y Siria luego del sismo de hace una semana es de 9:00 a 17:00 horas.
Sin embargo, desde antes de las 8:30 horas ya había gente esperando que hubiera alguien en las carpas colocadas enfrente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para poder entregar su donativo, comentó Raúl García, director de S-19 Topos.
García, junto con otra docena de voluntarios de su organización y civiles que decidieron brindar un poco de su tiempo empaquetaban y organizaban los productos que se enviarán el domingo con destino a las zonas devastadas.
Incluso el director de la organización de rescatistas voluntarios está a la espera de conseguir los apoyos suficientes para volar hacia Turquía el próximo domingo y contribuir al rescate de las víctimas del sismo.
“Lo que más nos han llegado ha sido ropa y cobijas, que es lo que se está solicitando, pero ha llegado también mucho alimento enlatado”, detalló.
Caminando, en auto, taxi y hasta en moto llegan a donar
No importaba cómo, pero los capitalinos que decidieron enviar donativos para las víctimas del sismo de Turquía y Siria acudieron al centro de acopio en el Zócalo caminando, en taxi, en sus autos e incluso en motonetas.
Jesús Hernández comentó con 24 HORAS que él fue el encargado, por parte de su familia, de dejar los productos que lograron comprar con los cuatro mil pesos que juntaron entre todos.
“Nos solidarizamos en respuesta a la ayuda que también ha tenido México con todas las desgracias que también hemos tenido. Creo que el sentimiento es mutuo”, expresó.
Acostumbrado a participar en labores de voluntariado, pues en 2017 estuvo en brigadas de ayuda, apuntó que esta fue la primera vez que deciden ayudar para un desastre fuera de territorio nacional.
Arturo y Lilia llegaron a bordo de su camioneta y se estacionaron junto a la ciclovía de Pino Suárez, sabedores de lo complicado que resulta el tránsito en esa zona apresurados abrieron la cajuela y bajaron varios paquetes de cobijas.
No buscaban el agradecimiento de nadie o su reconocimiento por brindar ayuda. No era necesario; lo que ellos reconocieron es el sufrimiento por el que están pasando en aquella parte del mundo.
“Sabemos de lo que se vive en carne propia por este tipo de situaciones”, expresa Arturo, a pesar, reconoce, de que en los sismos en la ciudad han representado únicamente daños menores en su propiedad y ninguna víctima que lamentar.
LDAV