Pasó un poco desapercibido para nosotros en México que este pasado fin de semana el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, fue a La Casa Blanca para encontrarse con el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.

Por supuesto que los primeros interesados en que pasara de noche esta visita entre los mexicanos fue el régimen de López Obrador.

Hay algo que está muy claro en estos tiempos, la relación económica más importante para Estados Unidos con América Latina es la que tiene con México. No hay ningún otro país que se acerque ni por de lejos al intercambio comercial que tienen los dos países fronterizos.

Pero si hay algo que también ya quedó claro es que la relación personal y hasta diplomática entre el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden y el Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, es lejana, reducida a lo mínimo indispensable.

Lula fue recibido por Biden en la puerta de La Casa Blanca, López Obrador entró en julio del año pasado por una puerta lateral, escoltado por la ayudantía de la casa presidencial estadounidense.

Hubo cercanía de Biden con Lula y un lenguaje no verbal de aceptación y comunidad, algo muy distante de las expresiones de sorpresa y hastío frente al mexicano.

La mejor forma de entender la diferencia en el trato para ambos latinoamericanos se puede resumir en esta frase que Biden le expresó a Lula: Nuestras dos democracias fueron puestas a prueba recientemente.

De un lado, Estados Unidos logró salir del populismo de Donald Trump. Del otro lado, Brasil logró sacudirse el populismo autoritario de Jair Bolsonaro. México, hoy, está a prueba.

López Obrador quiere dar la impresión de una excelente relación con el Gobierno de Estados Unidos. Así lo expresó ayer en la mañanera, horas después de retar la paciencia de no pocos republicanos y demócratas asumiéndose como el defensor número uno de los intereses de la dictadura cubana.

Desde su tribuna, López Obrador felicitó a Biden por no construir más muro fronterizo y por no organizar redadas. Cuando los fríos números de la Secretaría de Gobernación indican que durante 2022 el número de eventos de deportación de mexicanos desde Estados Unidos aumentó 60%.

Biden y Lula hablan del fortalecimiento de la democracia, de los derechos humanos y del cambio climático. Lo hicieron de forma animada en el Salón Oval. Tres temas que comparten en la agenda los dos presidentes y que se encargan de hacer notar como sus prioridades.

Ahora, por más empáticos que resulten Biden y Lula en su relación personal, la vinculación económica de los dos países no es comparable con nuestra relación bilateral. Esas dos naciones tienen un comercio bilateral anual en torno a los 80 mil millones de dólares.

Nada despreciable, pero es una cantidad que palidece frente a los 779 mil millones de dólares del comercio bilateral entre México y Estados Unidos.

Los mensajes políticos cuentan. Sí contrasta la lejanía de Biden con López Obrador a diferencia de la cercanía y las deferencias para Lula. Es imposible no ver la entrega del mexicano con el dictador cubano Díaz-Canel.

Pero en el fondo, hay asuntos más importantes que las relaciones de funcionarios temporales. Como le dijo Biden a Lula, son las democracias puestas a prueba.

 

    @campossuarez