… y Putin volvió a sonreír. Los que le habían visto últimamente dicen que le ha vuelto la sonrisa y la expresión. La mirada perdida que tenía desde que él mismo propició la guerra parece que le ha cambiado. Su cara ya no decía nada. Estaba inmóvil, inexpresiva, pero los pocos que le frecuentan dicen que está con buen ánimo. Con los bríos suficientes como para seguir en la brega de la guerra que propició.
El cálculo primigenio de Putin fue errático. Pensó que la guerra sería breve, muy breve, pero no fue así. Conforme pasaban los meses la ciudadanía ucraniana se levantó para reclamar lo que era de ella y por supuesto no iban a permitir que nadie se lo arrebatara.
Pero es que además hay otro factor. Rusia no contó con que la OTAN apoyaría en esta guerra a Ucrania. El armamento tecnológico y sofisticado que la OTAN le está entregando ha hecho que Rusia vaya en tablas con Ucrania. Algo que no pensó Putin que podría ocurrirle.
Fue entonces cuando cambió la estrategia, que es la que está llevando a cabo ahora. Se trata de desgastar al enemigo, pero hacerlo económicamente, porque el enemigo de Rusia no es tan sólo Ucrania. El enemigo de Vladimiro Putin es mundo y medio empezando por Estados Unidos y todos los países de la OTAN que están apoyando a Ucrania. Por eso a Putin ahora le interesa una guerra larga. Una guerra duradera que desgaste a los estados del mundo. Todo ello representa un fracaso global con un peligro nuclear y con la posibilidad nada desdeñable de que pueda expandirse. Todo esto desgasta al enemigo y hace más fuerte a Putin.
Al final a lo que está jugando el presidente ruso es a la construcción de un nuevo orden mundial, donde Putin sea quien lleve las cartas de la baraja. Tiene a China como aliado – jamás hay que fiarse de China con su doble vara de medir en la política – y en menor medida a potencias que puedan ayudarle. Quiere acabar con el poder inequívoco de Estados Unidos creando sus propias reglas de juego. Además, sabe ser paciente mientras se desgasta poco a poco la Europa que cada vez se hace más vieja y tiene más achaques.
Pero en este tablero de ajedrez puede pasar de todo y más cuando el que juega es alguien como Putin.
@pelaez_alberto