Andrés Manuel López Obrador hoy tiene 22 gobernadores afines. La oposición 10. De esa decena, 5 son panistas, 3 priistas y 2 de Movimiento Ciudadano.
Para las próximas elecciones de Coahuila y Estado de México uno de los elementos para el resultado, es la fuerza, dinero, movilización e infraestructura de los gobiernos de la 4T. Y claro, la actuación de los opositores al Presidente de México. ¿Cómo actuarán?
Pero hay un Gobierno local que destaca entre todos. Y por cierto es muy polémico: el de Sonora.
Lo encabeza Alfonso Durazo Montaño. Nació en Bavispe, es ingeniero civil y abogado. Fue investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de nuestra UNAM y escribió para varios diarios. Sus columnas y colaboraciones dividieron opiniones.
“Saldos del Cambio” su libro más conocido, es un análisis de lo que vivíamos antes del nuevo milenio, y la llegada de Acción Nacional a Los Pinos.
Lo conocí a principios de los 90, del siglo pasado, cuando me llevó mi padre don Teodoro Rentería (hoy vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas y presidente del Colegio Nacional de Periodistas Mexicanos) a una comida a un restaurante muy cerca del Monumento a la Revolución. Ese día pagó la cuenta un gran amigo de nuestra familia, literalmente de ella, el maestro -muy respetado- Heriberto Galindo Quiñones.
Era un chamaco, pero “Don Heri” nos advirtió que el joven político iba a llegar lejos. Y no se equivocó el sinaloense. En mayo del 2000, Durazo renunció a su militancia tricolor y se unió a la campaña de Vicente Fox. Habían matado a su hermano y paisano, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Cuando ganó el guanajuatense lo nombró su secretario Particular y después su Coordinador de Comunicación Social. Yo ya tenía mi programa en radio, gracias a la amable invitación de Jaime Azcárraga y por esas fechas también me invitó Lolita De la Vega al canal 13, a conducir Frente a Frente.
Un día le pedí un cita para pedir una información. Pero sorpresivamente me recibió en Los Pinos, me la dio por escrito y hasta me invitó un café y le mandó un saludo a mi padre.
Lo volví a ver cuando entrevisté al candidato López Obrador, allá por 2006. Se había unido a su campaña, y mi familia ya administraba una estación de Nogales. Contra el Gobierno local, le abrimos los micrófonos. Nos costó caro, pero seguíamos un norma familiar: pluralidad en beneficio de nuestro auditorio desde Magdalena de Kino hasta el sur de Tucson, Arizona.
Participó en muchos programas de debate como diputado federal entre 2012 y 2015 -que este reportero condujo-por cierto electo por el PRD, pero llamó la atención que se fue a la bancada de Morena. Siempre argumentó sobre la necesidad del verdadero cambio, no como el que había prometido su ex jefe, Vicente Fox. Y claro, siempre recordaba a su paisano, Colosio.
Se convirtió en senador en 2018. También fue a nuestras cabinas en campaña. Nos costó caro. Ir contra la corriente como empresario de los medios, créame, respetado lector, duele en todos sentidos. Pero la satisfacción de servirle al auditorio, suaviza la situación.
Se convirtió en secretario de Seguridad Ciudadana durante 22 meses del nuevo Gobierno y después realizó un campaña que lo llevó a recorrer toda la entidad. Hoy es más que un gobernador, es uno de los más cercanos colaboradores del titular del Ejecutivo Federal. Es parte fundamental del Movimiento de Regeneración Nacional, y es un confidente del Presidente de México.
El Plan Sonora, sobre todo por la explotación del litio, y su relación con Arizona, Estados Unidos, lo coloca en una posición muy especial. ¿Pero podría ser más que el asesor, confidente y amigo presidencial? Efectivamente, Durazo es más que uno de los 22 gobernadores afines, es un verdadero soldado leal del hoy huésped de Palacio Nacional, que su carrera no acabará con la gubernatura de Sonora.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRentería